CHARRÚAS…
HISTORIAS PARA ENSEÑAR
Dotta Melgarejo, Gustavo
Charrúas… Historias para enseñar – 1ª ed.
Montevideo, Uruguay: Botella al Mar, 2009
72 p.; 14 x 21 cm.
ISBN 978-9974-681-10-1
1. Narrativa uruguaya. - I. Título
Ilustración de tapa:
Javier Ortega
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Impreso en Uruguay
GUSTAVO DOTTAMELGAREJO
CHARRÚAS…
HISTORIAS PARA ENSEÑAR
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AGRADECIMIENTO
Soy mestizo, por mis venas corre la sangre que el
cobarde quiso aniquilar en Salsipuedes, mas aquel
genocidio no lo consiguió.
Soy mestizo, por eso agradezco a Dios y a los espíritus
sabios que habitan los montes, que el etnocidio pretendió
olvidar, pero tampoco consiguió.
Ahora los charrúas no molestan más, aunque nunca lo
hicieron, mas la sangre de nuestra herencia mayoritaria de
la raza pámpida1 seguirá luchando por sus valores y
creencias, indomable y escondida quizás detrás de los
rostros blancos.
Para ellos dedico este trabajo y para mi charruíta
Diamela; la gran luchadora.
1 Origen revelado en los estudios de genética humana en el Uruguay
realizados por Mónica Sans
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Carta a su hijo Ramiro:
“...en los charrúas también se daban esas
características. Una grande y paciente representación de
cada individuo... unida a una gran conducta. Los
sacerdotes de Bs. As. quedaron impresionados cuando
quisieron rescatar a un joven español criados en sus
tolderías, que los visitó, porque “había dado la palabra” de
volver, educación que según ellos no lograban en sus
colegios. También narraron... que nunca vieron una pelea
con armas entre ellos...”
Carta a su hijo Alberto:
“...Un grupo humano puede ser atrasado en tecnología
pero muy adelantado moralmente. Eso –que todavía se
puede ver en algunas zonas rurales– pasó con los indios
charrúas. Un aspecto de esa alta moral fue lo que le
permitió rechazar a la conquista española –que venía de
derrotar a los imperios Azteca e Inca– resistirle durante 3
siglos, desde el año 1500 al 1800... tiene normas rígidas de
comportamiento: jamás violan la palabra dada... son muy
solemnes, serios y hospitalarios, nunca levantan la voz, y
para llamar a otro prefieren correrlo antes que gritar... Al
anochecer de cada día celebran una asamblea donde se
distribuyen las tareas para el otro día... cuando empezó la
guerra por la Independencia ellos demostraron su madurez
apoyando a Artigas...”
Cartas de Raúl Sendic (padre), privado de su libertad.
Cumplía mediante estas cartas un deber hacia sus hijos.
Pretendía inculcarles valores como la hospitalidad, el
coraje, la madurez, la lealtad. Regresando en el tiempo,
los encontró en los charrúas y los enalteció como
verdaderos ejemplos de ellos.
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HACIA EL NUEVO PAÍS
DESDE EL GENOCIDIO DE SALSIPUEDES
Hemos adjuntado algunos resultados que han dejado
en jaque a todo el conocimiento histórico enseñado en la
escuela por más de un siglo, donde se miraba al indígena
como un salvaje nómada sin ningún tipo de conocimiento
y valor.
Por suerte, el resultado del equipo de investigaciones
de la Dra. Mónica Sans sobre el ADN de Vaimaca Perú
nos regresa la esperanza de encontrar una nación con
raíces propias, que una vez supimos tener de la mano de
un gran prócer americano: José Artigas. Sabemos gracias a
ello que hoy día existe una gran descendencia charrúa y no
guaraní, como afirmaron historiadores e investigadores
otrora oficialistas, que se han esforzado en mantener
oculta la verdad, haciendo vivir a un país entero en el
oscurantismo histórico. ¿Por qué lo hicieron? ¿Acaso los
malos europeos y peores orientales como mencionó
Artigas siguen existiendo hoy?
El ADN de Vaimaca nos habla de una nación que tiene
antepasados en los viejos habitantes constructores de
cerritos, quienes practicaban la agricultura y vivían en
aldeas con una compleja organización social, practicando
un sedentarismo dinámico.
Tenían un gran conocimiento de la flora y la fauna
autóctona, domesticando al perro americano como
compañero de caza y vigilancia, elaboraban remedios e
infusiones con hierbas naturales, entre muchas cosas que
el tiempo y los estudios nos revelarán.
Es claro que el hombre blanco y su codicia
modificaron la forma y el régimen de vida de la gran
nación, pues el sedentarismo los llevaría a una
12
desaparición más temprana en defensa por lo que les era
propio y de todos, pasaron a ser así perseguidos en su
tierra, nómades obligados que no eran dueños de cazar en
su suelo; errantes perpetuos, engañados y traicionados le
dieron el último adiós a la idea de Artigas: la gran patria
pluricultural y tolerante.
Pero nuestros gallardos y valientes antepasados siguen
su lucha desde donde se encuentran y apoyan a los “José
Iriarte” que se especializan en otras tierras para poder
estudiar las nuestras; publicar verdades en otros países
para que en nuestra patria no la desmientan dudando de su
veracidad, diciendo que carecen de rigor científico, o que
quienes la llevan a cabo no están preparados para
realizarla.
¿Qué pasa ahora? ¿Por qué no los escucho hablar?
¡Cuidado!... están acostumbrados a jugar de otra
manera, al palabrerío y al engaño: pero no se preocupen,
pues no dejaremos de llamarlos orientales y... nuestros
antepasados charrúas están dispuestos a perdonarlos.
≈
“...en Ecuador ya había aldeas circulares con poblaciones
sedentarias que cultivaban plantas domésticas
como la mandioca, el maíz, el zapallo, hace 6.000 años.
Si venimos un poco más hacia Uruguay, ya tenemos
constructores de cerritos en el pantanal hace por lo menos
5.000 años. Y toda la costa de Brasil, subiendo un poquito
más de Porto Alegre, ya eran zonas densamente pobladas
hace 6000 años.”
“(...) tenemos esa imagen de cazadores y recolectores
que traspolamos hacia toda la prehistoria. Es muy difícil
extrapolar al charrúa que ve el cronista 5000 años hacia
atrás, nos resulta muy difícil. Por eso es tan impactante
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para muchos uruguayos que tengamos aldeas sedentarias
plantando plantas domésticas hace 5000 años, porque
todavía está fijada esa imagen del charrúa. Nosotros,
desgraciadamente no le podemos dar un nombre charrúa
o guaraní a estas aldeas.”
“Lo que sí puedo decir es que tiene muchas afinidades
amazónicas, las aldeas circulares es algo que se desarrolla
posteriormente en el Amazonas. Es una transición, es muy
raro, sobre todo cuando hablo con mis colegas que trabajan
en otras partes de América del Sur. Porque es una aldea
circular, pero cuando después ven que encontramos
boleadoras y puntas de proyectil les llama la atención esa
transición entre lo que puede ser una aldea circular con
estos cultivos que probablemente están viniendo de la
Amazonia, como el maíz, el zapallo y sobretodo los
tubérculos, y una economía de caza clásica de las pampas.”
“...el contacto con los europeos fue horrible, por usar
algún adjetivo: la introducción de nuevas epidemias, la
caza de esclavos y campañas de exterminio redujeron los
números de estos indígenas de manera espectacular. Yo
siempre cito –porque es un caso que me llamó mucho la
atención–- los clásicos indios cheyennes de las praderas
de Estados Unidos que vemos en todas las películas de
vaqueros. Antes de la colonización anglosajona estos
indígenas vivían en aldeas con empalizadas y plantando
sus huertitas; cuando viene el colonizador anglosajón –a
eso tenemos que agregarle la introducción del caballo, del
complejo ecuestre y ganado– estos indígenas se hacen lo
más móviles que pueden, porque si a ti te están cazando
para exterminarte tu no puedes vivir en una aldea
sedentaria.” 2
2 José Iriarte. Antropólogo uruguayo investigador de cerritos en el
departamento de Rocha
14
≈
“El haplogrupo c, es junto al b, el más común entre
los haplogrupos de origen indígena presentes en la
población uruguaya actual, en especial en la región
nordeste.
El haplogrupo c está ausente, o es muy escaso, en
poblaciones guaraníes (...)
Esto apoyaría que es sustrato indígena de la población
actual se relaciona más a la macro etnia charrúa que a la
guaraní, lo que es contrario a la posición sostenida por
muchos historiadores hasta el momento, por ejemplo, la
obra de González Risotto y Rodríguez Varese (1982), que
se basa en registros eclesiásticos.
Por último debe anotarse que el haplogrupo c es
también el más frecuente en los habitantes prehistóricos
del Uruguay, si bien el número de individuos analizados
es muy pequeño para extraer conclusiones definitivas (...)
La identidad de secuencias, plantea la continuidad
biológica entre los constructores de los “cerritos”,
Vaimaca Perú, y la población actual.
Por último, el documento señala que “de momento y
hasta no contar con más datos, parece razonable
considerar que la mutación observada debe ser propia de
la macro etnia charrúa –entre otros minuanes, guenoas y
los charrúas propiamente dichos– y postular que estos
grupos serían los descendientes de los constructores de
cerritos”. 3
3 Informe sobre estudios de ADN mitocondrial del cacique Vaimaca
Perú realizados por el equipo de la Dra. Mónica Sans.
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PALABRAS DE VALOR
“Las virtudes morales se desarrollan con el hábito...
no la poseemos por naturaleza, ni a despecho de la
naturaleza, y las desarrollamos por medio del hábito...
adquirimos estas virtudes ejercitándolas, al igual que
ocurre con otras artes. Aprendemos a hacer las cosas al
hacerlas: los hombres aprenden el arte de construir, por
ejemplo, construyendo, y a tocar el arpa tocando el arpa.
Asimismo, al realizar actos de justicia aprendemos a ser
justos, al practicar la autodisciplina aprendemos a ser
auto disciplinados, y al realizar actos de valentía
aprendemos a ser valientes”
Aristóteles
Distanciados geográficamente, pero muy cerca en su
pensamiento había grupos sociales que vivían en total
armonía con la naturaleza o la madre tierra y en el respeto
a esta divinidad y a la de sus seres queridos, que habían
habitado y heredado este tesoro, desarrollaron sus virtudes
morales. Al igual que el pensador, desarrollan con la
práctica diaria un conjunto de reglas y habilidades que no
coincidían con las practicadas en el viejo continente.
Lamentablemente el encuentro entre culturas diferentes
aniquiló esta muy genuina forma de vida con sus
prácticas, con ello la Pachamama y la humanidad entera es
la gran derrotada al final. A partir de este encuentro todo
comienza a cambiar, y las transformaciones en los grupos
sociales se encargaron poco a poco a llevar adelante un
culturicidio que se ha pronunciado hasta nuestros días.
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Quines se resistieron a los cambios que el dominante y su
cultura proponían, fueron conducidos, indefectiblemente, a
la muerte. Entre los grupos tomaron esta última optación
estaban los admirables charrúas, defensores incansables de
su tierra, de las costumbres legadas por los ancestros y que
el viejo sabio les había enseñado; defensores de sus
creencias, de la libertad, de la paz y de su familia.
¿Qué diferencia hay entre perder la cultura y perder la
vida, cuando existen cosas sagradas como la palabra dada,
el respeto por el sabio viejo, no faltar a la verdad o la idea
de que el hombre pertenece al suelo y no el suelo al
hombre?... entonces tomaron el camino correcto.
Hoy aceptamos sin reproches todos los cambios y
continuamos olvidando nuestro pasado, el antes y el
después del contacto con el colonizador, y aunque
pareciera que triunfó la codicia, la desigualdad o el rencor,
yo le propongo, estimado lector, rescatar un conjunto de
virtudes desde lo más profundo del tiempo y ejercer la
imaginación con la esperanza de acercar nuestro país al
sueño pluricultural de Artigas. Quizás de esta forma y
humildemente, entre todos lo logremos.
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EL PRINCIPIO
Se toma hoy con certeza que el poblamiento de nuestro
continente, desde la llegada del primer hombre de origen
mongoloide, se realiza mediante varias oleadas sucesivas.
Muchas de ellas navegando en precarios navíos que
provenían de islas del pacífico, explicándose así la
variedad étnica encontrada por los colonos a su llegada.
La industria catalanense de evidencia habitantes en
nuestro actual territorio con 11.000 años de antigüedad,
junto al arroyo Catalán y de ahí su nombre.
Cuando el hombre Pumpido, del cual descienden los
charrúas, ingresa al territorio, se encuentra con un suelo
semi-despoblado y convive con el habitante ya establecido
sin la necesidad de disputarse los recursos, por el número
de integrantes de cada pueblo y las grandes dimensiones
territoriales. En este peregrinar van observando que la
tierra puede ser más o menos bondadosa, brindarles más o
menos recursos para vivir y así la madre tierra o naturaleza
comienza a ganarse el lugar que debe tener.
La raza láguida, antecesores de los yaros, convive con
los pámpidos hasta que se extinguen conjuntamente.
Luego de los cambios climáticos mundiales, a causa de
éstos y al aumento demográfico, muchos pueblos
comienzan a poblar territorio vacío y en este peregrinaje
geográfico comienza un peregrinaje cultural de enriquecimiento
mutuo en cada contacto, todos eran héroes que
vencían las adversidades de la naturaleza al adaptarse a
ella. El contacto entre pueblos naturales fue continuo, no
sólo en lo comercial, sino también fraternal, de esta
manera se explican similitudes entre grupos del norte con
los del sur, utensilios, armas de caza, vestimenta con
materiales que no se encontraban en una u otra zona,
18
diversiones y creencias. El contacto interétnico fue
observado con peculiar asombro por los conquistadores,
como los chanaes-beguaes que navegaban desde el Paraná
hasta nuestro territorio o cuando un grupo de charrúas
cruza el Uruguay sin motivo aparente alguno.
Este avance en las comunicaciones permitió el avance
en los conocimientos para la vida comunitaria lográndose
la construcción de aldeas hace 5.000 años atrás que el
luego colono destruyó entre la enfermedades y la fiebre
del oro.
Este avance en la vida comunitaria permitía la
movilidad de individuos inter-tribales o la formación de
nuevos grupos para el goce de una vida acorde a sus
deseos; esto significó que la mixtura entre tribus siempre
existió, como existe a la llegada del colono y como existe
hoy en las sociedades modernas.
Los charrúas realizaban asambleas para resolver
problemas comunitarios como la seguridad, donde elegían
los centinelas y adoptaban medidas como la construcción
de empalizadas, algunas de piedras de las cuales quedan
vestigios y en cuyo interior vivía un número de 10 a 15
familias.
Sus creencias religiosas eran expresadas en rituales
populares, para los cuales construyeron túmulos cónicos
con una perfección asombrosa, poseían el tiempo
necesario para dedicarse al arte de la pintura y el tallado
de rocas...
19
LA PACIENCIA
La vida no era fácil. No dedicarse a la siembra como
medio de sustento les obligó a desarrollar habilidades de
cazadores. Cuando la caza se hacía en terreno abierto sin
vegetación arbórea, las presas podían observarles con
facilidad y huir. Acercarse a ellas era todo un problema,
había que tener en cuenta el sol, el movimiento de la
manada o las presas mientras se alimentaban, el origen del
viento para no ser oídos ni olfateados... no era tarea fácil,
pero cuando un charrúa emprendía algo no claudicaba
fácilmente, lo intentaba una vez tras otra, sabía que de sus
pequeños triunfos dependía toda la toldería.
Llegaron a ser excelentes cazadores como otrora
habían sido cultivadores; para tal valoración sabían que las
destrezas se adquirían de nacimiento y se desarrollaban en
su niñez. No todos eran arqueros, no todos artesanos ni
doctores o caciques, pero todos eran de gran valor y
necesarios para la comunidad. El paso del tiempo les
mostraría la virtud a cada uno.
Una vez que lograban una buena caza para alimentar a
la toldería familiar, los guerreros tenían una función igual
de importante, que era enseñarle a los niños el armado y
manejo de instrumentos y armas, técnicas de caza, de
defensa, sobre los peligros que acechaban en la pradera y
monte entre otras cosas.
No queda duda que la seguridad y la alimentación eran
cosas importantes y los niños debían de saberlo, es así que
mientras las mujeres aprontaban el alimento, niños,
jóvenes y adultos iban nuevamente de caza; no era bueno
llevar a niños y aprendices a la caza fuerte del día pues
éstos podían espantar a los animales que servirían de
alimento con facilidad por falta de conocimientos, pero sí
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lo hacían cuando se aprendía.
Las primeras clases eran de observación: ver como los
guerreros se hacían de una presa tras un golpe certero de
bola o mediante el uso del arco y la flecha mientras
permanecían ocultos e inmóviles durante largo rato. Esta
vieja técnica de caza les permitía hacerse de grandes
presas como ñandúes, venados o carpinchos. Técnica
aprendida del jaguareté o del puma, imitando su sigilo, su
paciencia y su velocidad para sorprender a la víctima.
A medida que los niños comprendían los movimientos
y el manejo de las armas, ensayadas en los juegos
practicados en la toldería, recién entonces estaban listos
para practicar con posibles presas, pero nunca en la caza
mayor del día. Luego de los primeros triunfos, recién
comenzaba a acompañar a los guerreros en alguna
emboscada de cacerías mayores.
Si bien todos eran guerreros para defender a la toldería
de algún ataque, no eran denominados como tales por el
resto del grupo hasta dominar ciertas virtudes adquiridas.
Un pequeño joven acompañó un día al grupo de
guerreros encargados del alimento del día, le dieron la
oportunidad y la responsabilidad de la caza mayor: era
muy buen arquero pero sabía que su mejor arma era la
paciencia, esperar, igual que el jaguareté “si uno no puede
ir a la presa, entonces la presa vendrá por uno”, esto es la
paciencia.
Luego de observar el sol y el viento, esperan apostados
a un grupo de ñandúes que se acerque. El pequeño
guerrero estaba detrás de unos matorrales, inmóvil; el
resto, unos cuantos metros más atrás observando al joven
y a las presas que lentamente se movían en su dirección.
Para no llamar la atención, el movimiento de su cuerpo
no podía ser mayor al movimiento producido por el viento
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en los vegetales, si el día estaba sereno el cazador debía
estar más inmóvil y silencioso pues el ruido del viento no
cubriría los suyos.
Al pequeño guerrero le tocó un día difícil y los
ñandúes se adelantaban y retrocedían, nunca estuvieron a
tiro. El resto permanecía inmóvil también porque era la
oportunidad de la caza del día, no se percataron que su
pequeño cazador no podía estar quieto un instante más,
necesitaba descanso y su movimiento iba a ser visible, por
lo que decidió tirar en un movimiento veloz y sorpresivo,
tan sorpresivo que no dio aviso a los guerreros para tirar
todos juntos antes del alejamiento del grupo de ñandúes.
De esta manera un tiro certero equivale a un ñandú,
poca cosa, y un tiro fallido equivale a tiempo perdido.
Ahora, el grupo de cazadores tiene algo nuevo que
enseñar: no llevar alumnos cuando la caza no es segura.
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EL ESFUERZO
Desde el nacimiento un niño charrúa podía gozar de
muchos derechos. Libre como toda la toldería, pero muy
protegido por ser débil, pequeño y formar parte del futuro
de la comunidad, debía de aprender a ser honesto, valiente,
solidario y así perpetuar un ideal de justicia social; para
ello el esfuerzo era constante por parte de los viejos sabios
de la toldería.
El esfuerzo es un atributo necesario para el bien
común en una sociedad casi sin jerarquías, pero que
presentaba una división de tareas que hacían la vida
comunitaria más compleja y dependiente de una
organización, para garantizar el buen desempeño de cada
una de las partes que formaban un total común; es decir, la
función de cada una de las partes podía afectar al resto del
colectivo si no era realizada con el debido esfuerzo.
En ocasiones este esfuerzo debía de multiplicarse por
la dificultad de la tarea enfrentada, como la construcción
de empalizadas, en un territorio donde no existían grandes
árboles para construirlas con madera imitando lo realizado
por guaraníes, y por lo tanto debían hacerlo con piedra,
reservando los grandes troncos para la construcción de
algún transporte fluvial, además las empalizadas en ciertos
lugares eran muy necesarias por los peligros naturales que
acechaban.
Tampoco era sencillo en un territorio de praderas
encontrar afloramientos rocosos con la cantidad de piedras
necesarias para su construcción o para el levantamiento de
túmulos cónicos, cuando se emprendía algo así se tardaban
muchos días su finalización, caminando grandes distancias
para el acarreo de piedras.
24
Muchas rocas eran talladas con el fin de marcar
caminos, lugares estratégicos, plantíos de hierbas
medicinales o una señal cualquiera, otras eran decoradas
con hematites como un mensaje de que el arte ocupaba un
lugar importante en la comunidad; muchas construcciones
se pueden observar hoy que son mudos testigos de un
mancomunado esfuerzo.
25
LA VOLUNTAD
La voluntad es la fuerza necesaria para actuar, hacer
cosas que pueden parecer difíciles para los hombres pero
que la cohesión social y la convicción de logro hacían
posible realizar obras necesarias para el bien común como
las que tenían como fin la seguridad, o quizás de carácter
espiritual como podían ser la construcción de montículos
de piedras en sierras o elevaciones.
La diferenciación de tareas hacía que todo guerrero se
preocupase en el perfeccionamiento de un nuevo arte más
allá del combate, como podían ser la pintura rupestre, el
tallado de piedras, el conocimiento en la fabricación de
remedios con plantas, la música, el manejo del arco y la
flecha o la construcción. Muchas de estas construcciones se
hicieron con anterioridad a la llegada del hombre blanco.
Con el tiempo, la mayoría de los individuos practicaban un
poco de cada una con el fin de conocer sobre ellas.
El conocimiento geográfico de la tierra, de los grandes
ríos, era otra virtud que los más viejos poseían. Ellos eran
quienes elegían los paraderos más prósperos en alimentos
y menos peligrosos para la comunidad que se movilizaba
al ritmo lento de los niños y los ancianos.
Tanto en épocas de paz como de guerra, se
preguntaban sobre el tiempo de permanencia en cada
paradero. El estar instalados sin que ningún peligro los
aceche, los cuales no eran muy variados: el puma o
jaguareté, no así la posible escasez de alimentos de
recolección o de piezas de caza. Esto era menos probable
ya que, aún hoy día, podemos observar en praderas y ríos
la presencia de animales de gran porte como el carpincho,
el pecarí, el ñandú o el venado, de quienes aprovechaban
la carne, el cuero y las plumas respectivamente.
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Antes de la llegada del hombre blanco la guerra era
diferente. De producirse un diferendo grave, se avisaba
con anterioridad con el fin de solucionar el conflicto en
forma pacífica y evitar un enfrentamiento no deseado.
Ancestralmente cada etnia tenía su tierra y las
relaciones comerciales eran tan fluidas que permitieron el
progreso de todos los pueblos del continente. Mas las
acciones excepcionales de usurpadores de tierras, hombres
no acostumbrados a la vida familiar o simples aventureros
rompían muchas veces esta armonía. Todo hombre que
pisaba suelo charrúa era bienvenido y atendido como un
hermano más, invitado a unirse al grupo y obtener
protección y alimento.
Con el hombre blanco llegan nuevas reglas que ponen
fin al sistema de valores indianos y éste es el gran peligro
que deben enfrentar. Aquella voluntad de trabajar la tierra,
sembrar y esperar algunas lunas para obtener el fruto de la
siembra es casi vana. Ahora esta voluntad y empeño deben
dirigirse a la protección de su etnia y sus ideas, ya no se
puede estar inmóvil, tampoco hacer los fogones nocturnos
que daban luz y calor, ahuyentaban a los jaguares y
señalaban el camino a la toldería a los amigos ya que
también guiaban a quienes pretendían esclavizar y robar.
Las empalizadas realizadas con mucha voluntad grupal
para la protección del viento y de animales dependían
también del tiempo de asentamiento en el lugar. Si había
que esconderse en el monte para proteger a la tribu,
entonces ya no había que construirlas, ya no se verían más
niños acarreando palos o piedras, aprendiendo y
ayudando. Pero la voluntad de que los niños conozcan y
aprendan de su pasado siguió con más fuerza que antes,
ahora mediante la leyenda; la voluntad de enseñar y hacer
conocer el pasado perdido siguió con más fuerza y su
convicción de logro la observamos hoy.
27
LA HONESTIDAD
–Sabes manejar el arco y la flecha, puedes cazar y
defenderte de los peligros de la pradera y el monte. Tienes
todas las virtudes para convertirte en un guerrero, mas,
para llegar a ser un guerrero charrúa hay que cumplir
una misión ancestral de nuestra gran familia. Es una
tarea que requiere vuestra astucia, valentía, entusiasmo y
sobretodo vuestra honestidad... hay que encontrar el ave
que nuestros grandes caciques han encontrado; caciques
que han dejado su vida defendiendo nuestra gran familia.
Es el ave que une nuestro espíritu, nos da la confianza
necesaria para la vida en comunidad, es el ave de la
verdad...tienes que encontrar al tero azul.
Así terminaban las palabras del viejo cacique de la
tribu hacia un joven arquero charrúa.
El joven salió muy feliz en busca de su destino de
honor como guerrero charrúa, en busca de la extraña ave
que habitaba el campo, el monte o los bañados del
territorio, había pues, que ser muy observador, cauteloso y
tener mucha paciencia.
En el primer día de búsqueda recorrió mucho territorio
por la pradera, bandeó ríos y arroyos, comió la poca
comida que traía y bebió muy poco por el gran deseo que
poseía de encontrar al tero azul.
Por la noche no descansó, pues el ave podía ser
nocturna y había que encontrarla, sorteó peligros como el
jaguareté y el puma. Con ayuda de sus espíritus buscó
hasta la salida del sol, hasta caer rendido por el cansancio.
Cuando el fuerte sol lo despertó para continuar la
búsqueda sintió que sus fuerzas no eran las mismas que al
principio, recordó las palabras del cacique y salió
nuevamente al encuentro del tero azul; durante ese día
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buscó muy poco no encontrando nada sobre la pradera,
solamente algo para alimentarse, un poco de agua fresca y
un refugio para la noche.
–¿Estoy buscando correctamente? ¿Qué paisajes
recorrerá esta extraña ave? –Se preguntó para sí una y
otra vez. Así, al amanecer comenzó a recorrer todas las
sierras de la zona y para su descontento no encontró nada.
Los días siguientes, siguió los cursos de los ríos hasta
el Paraná Guazú, soportó la fuerte lluvia y el ardiente sol
del mediodía y no pudo encontrar al tero azul.
Por último llegó a la zona de los grandes bañados
donde tribus amigas lo ayudaron a buscar, pero todo ello
aumentó su sentimiento de fracaso, pues el tero azul allí
no estaba. Tras este inmenso dolor, el joven charrúa busco
respuestas en los espíritus ancestrales y no las encontró.
Pensó en la posibilidad de no regresar a su toldería porque
su orgullo se había derrumbado. El regresar y no decir la
verdad violaba el gran valor que la palabra tenía en su
tribu y nunca pensó en hacerlo, así, movido por una fuerza
interior comenzó su regreso, quizás en un futuro cercano,
con un poco más de fortuna, el destino le permitiría
observar al ave que puso en peligro su honor, e intentar
nuevamente convertirse en un prestigioso guerrero charrúa.
Llegó a su hogar y allí estaban todos para recibirlo, un
poco más adelantado: el cacique. Ambos se enfrentaron y
se miraron a los ojos, el joven sólo dice:
–He fallado, no encontré al tero azul y no me
convertiré en guerrero.
El cacique conmovido por su franqueza le entrega un
arco especialmente preparado para él, le informa que
nunca encontraría al tero azul, pero que aquellas causas
que lo han llevado a la búsqueda del ave, más su
honestidad, lo han convertido en guerrero charrúa.
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LA IGUALDAD
La nación charrúa es llamada hoy la más libre del
mundo, pero ellos ya lo sabían y para llegar a serlo
empleaban un trato social igualitario.
Sabían que más allá del Paraná Guazú los niños ya
tenían asignadas sus funciones antes de nacer, sin que
nadie conociese realmente sus virtudes; esto debíase a que
sus padres ocupaban un lugar en una sociedad dividida en
castas, donde existía una división de tareas pero también
de derechos, y es dicho lugar el heredado por el niño desde
su nacimiento.
Lo mismo sucedía con el emperador que heredaba su
poder por integrar una familia privilegiada, gozando de
derechos superiores al resto y sobre la vida de sus
dominados: era un hombre Dios, un engaño.
Los miembros de la nación no podían tomar decisiones
de forma autónoma o individual aunque estas no afectaran
los derechos de sus hermanos, para ello recibían una
educación adecuada para la sumisión o dependencia, para
no ser ellos mismos, o lo que un verdadero Dios quisiese
que fueran.
Con esta libertad restringida no se puede jamás
alcanzar una verdadera felicidad y los viejos sabios
charrúas bien que lo sabían, pues, antes de la llegada del
hombre blanco ya sabían de la esclavitud y el sometimiento.
Ambos conceptos comienzan a comprenderse en la propia
educación; quienes lo saben deben de enseñar a ser
totalmente libre: la libertad es hermana de la igualdad.
Todos los niños charrúas nacían en igualdad de
derechos; debían ser protegidos por ser los más débiles y
educados por ser el futuro. Se le enseñaban las creencias,
los rituales, los peligros que acechaban, el amor a la
30
naturaleza, las técnicas de caza y de defensa, entre muchas
cosas. Una vez que cada niño expresara sus virtudes y
preferencias, entonces él mismo decidía sobre su
especialización, ya sea en el arte del arco y la flecha, el
tallado de rocas, la pintura, la música, el trabajos en cuero,
la medicina o la aplicación técnica de hierbas medicinales
y de cultivo, su vocación de chamanes o de simples
guerreros, aunque todos lo eran si así era necesario, pero
cada uno decidía sobre sí mismo.
Cuando tenían que abandonar una toldería por motivos
de seguridad o alimentación, el paso del grupo era el paso
del más lento, sea este el de niños, mujeres o ancianos.
Los caciques no tenían derechos por encima del grupo,
sino el respeto por ser un hombre sabio y fuerte, únicas
condiciones ineludibles para serlo: respeto igual que un
padre que enseña y defiende a su familia. Sólo en caso de
guerra se instrumentaba un ordenamiento en cacicados
donde cada cacique tenía a su orden un grupo no mayor de
treinta guerreros. Para operaciones mayores, mayor
cantidad de caciques y guerreros que respondían a un
cacique general llamado karai guazú4 o gran cacique. Una
vez finalizada la guerra se disolvía el cacicado pasando a
la rutina de la vida cotidiana, el amor de la familia y de la
igualdad... hermana de la libertad.
4 Nota de editor y autor: El término karaí guazú es de origen guaraní
y se tiene conocimiento que el mismo era utilizado por los últimos
charrúas, pudo haber sido producto del colonización lingüística
guaranítica en la región.
31
LA DIGNIDAD
El valor en el combate era el mayor prestigio,
preponderante en la vida de los hombres y mujeres
charrúas. Cuando tenían un litigio que los obligaba a
combatir, su ética ancestral los llevaba a anunciar la
guerra. Aquellos usurpadores de tierra u otro bien común
de la etnia eran advertidos con anterioridad sobre los
valientes ataques de una raza que defendía sus derechos,
ningún rival era traicionado o emboscado, brindando
siempre la posibilidad de combatir y morir dignamente.
Los enfrentamientos entre pueblos autóctonos no se
daban con frecuencia, pero si lo hacían era dentro de
determinadas normas enmarcadas su cultura religiosa muy
respetada; así, el pueblo más valiente era quien tenía el
derecho en disputa. Pero... ¿qué es valentía? ¿Acaso es
atacar a hombres, mujeres y niños indefensos? No. Estas
estrategias no tenían cabida en la ética charrúa y fueron
conocidas a la llegada del hombre blanco.
En la batalla de San Salvador del año 1573, primer
enfrentamiento charrúa-español, los hombres de Garay
tenían la ventaja del caballo y el arcabuz, no conocidos
hasta el momento por los naturales de esta zona, además
de las armaduras de metal sobre las que sonaban,
indiferentes, los golpes certeros de las flechas, Los
charrúas, por su parte, eran superiores en número. Juan
Zorrilla de San Marín detalla los cánticos y danzas de
guerra, avisos que intentaron intimidar al rival y evitar la
batalla, cosa que no sucedió. Así, cayeron defendiendo su
suelo grandes caciques conocidos con los nombres de
Zapicán, Abayubá, Tabobá y otros
Este enfrentamiento comienza a cambiar la vida del
pueblo charrúa. En esa ocasión desafortunada, conocen al
32
caballo, factor de gran importancia en la victoria española,
medio de trasporte eficaz y necesario para el tiempo
venidero.
El charrúa, sabio conocedor de la naturaleza, amigo de
nuestra flora y fauna, no tardó en hacerse amigo del
caballo y con sus atributos físicos naturales llego a ser un
gran jinete, jinete que empujado por sus valores siguió
defendiendo su suelo y luchando por un ideal no
comprendido por muchos, la igualdad, la libertad y todo el
legado ancestral lo llevó a no claudicar jamás, morir libres
y valientes antes que vivir sometidos.
33
LA PALABRA
Aunque muchos sostengan que nuestros antepasados
no conocían la escritura, hoy podemos dudar de esta
aseveración partiendo de que la mayoría de los pueblos
prehispánicos la conocían y que el nivel cultural de todos
ellos era similar ya que mantenían contacto casi de
continuo entre ellos mediante el comercio o simple
confraternidad, haciendo uso de los cursos de agua que
eran grandes rutas para sus viajes.
El que no se encuentren datos específicos o certeros,
no implica negarlo rotundamente, pues se reconoce el
manejo de un conjunto de símbolos que tenían como fin
explicar hechos o acontecimientos, rutas o caminos, entre
otras cosas de lo cual hoy se sabe muy poco, pero ¿Qué
valor puede tener la escritura en comunidades donde la
palabra y la memoria colectiva son sagradas?
¿Es necesario firmar o escribir una promesa para poder
cumplirla? Recordemos que esta es una costumbre que
llega de manos del conquistador, no precisamente porque
supiera escribir, sino por la pérdida de valor de la palabra
y la confianza en el hombre mismo; también habían
cambiado en él el valor de la guerra y las reglas que rigen
la batalla.
En un pueblo como el charrúa, pacífico y ambicioso
por vivir en familia, la guerra era algo sagrado, el último
recurso de defensa de sus derechos, ejecutándose con el
máximo respeto de los oponentes que sabían hijos de un
mismo Dios, seres iguales y del mismo mundo.
Lamentablemente conocieron también que la guerra
era el instrumento del poder y la ambición de algunos
hombres que querían aumentar más y más su riqueza,
violentando las reglas de cualquier Dios. Las cosas
34
lamentablemente estaban cambiando para el hombre que
realmente amaba esta tierra y orgulloso moriría por ella
antes que cederla o abandonarla.
Cada vez que el hombre blanco echó pie a tierra con el
fin de quedarse y colonizar encontró una dura oposición.
No sucedió lo mismo si el propósito de detenerse era el de
aprovisionarse de alimento o agua para continuar el viaje.
Los charrúas abastecieron de carne al viajero, aquel
visitante que luego podía optar por continuar el viaje o
quedarse, siempre que respetase lo ancestral y lo sagrado
de la cultura; de lo contrario se convertía en el usurpador
de su suelo y a quien era necesario hacer cambiar de idea,
sino su territorio lentamente se iría reduciendo con
resultados que ellos ya imaginaban.
Varios años de guerra llevaron adelante los minuanes
en defensa del proceso fundacional de Montevideo y su
posterior expansión por el suelo minuano.
Así, luego de varios años de lucha y el fracaso de esta
empresa, se les lleva a los minuanes la promesa de paz con
los españoles, la que en realidad era más necesaria y
favorecía más al conquistador.
Dos caciques y una treintena de guerreros fueron a
negociar la paz a Montevideo, uno de los caciques de
nombre Guitabuiabo y el otro Francisco Usa, aventurero
español que había decidido vivir con los minuanes en sus
tolderías. Francisco era venerado, por su sabiduría y valor,
como un cacique más, acción que demuestra el valor
solidario y amistoso de estos pueblos... la guerra no era
contra el extranjero; sino contra sus acciones o
emprendimientos.
En el convenio de paz que se redacta en 1732 ambos
caciques dan su palabra de cumplimiento de lo expuesto y
realizan el ceremonial de juramento: de pie toman con su
mano izquierda la mano derecha de quien está enfrente o
35
sea a quien se promete y la mano derecha del cacique toca
luego el corazón o el sector izquierdo del pecho del
español.
Quizás con la palabra dada por los caciques alcanzaba
para mantener la paz, pero lo reafirman con un sello ritual
que se practicaba en su tribu, esta promesa jamás se
violaría aunque hubieran entregado con ella parte de su
territorio, seguían confiando en el hombre blanco y jamás
irían contra él sin razones que justifiquen el enfrentamiento,
pues la palabra era sagrada y lo prometido debía
cumplirse.
37
LA PERSUASIÓN
Desde la ayuda o solidaridad hacia aquel que viajara
por mar o por tierra, que necesitara refugio o alimento,
hasta la práctica de aviso antes de empezar una batalla, se
observan costumbres que evidencian el espíritu hospitalario,
bondadoso, domesticado y no salvaje que se poseía
en la comunidad charrúa, sabedora que la cruel guerra era
el último de los recursos en defensa de su patrimonio
humano.
Estos relatos no coinciden con el de algunos
conquistadores que los describen como feroces, agresivos,
de aspecto huraño, que generaban temor en quienes los
observaban. Aunque según parece sólo frente a aquel que
intentaba apoderarse de algunos de sus bienes. Además,
dicen, que eran taciturnos, tristes y no se reían jamás.
Pero: ¿qué hacen los adultos cuando un niño debe ser
reprendido? Dialoga con él primero, y si esto no da
resultados seguidamente lo amedrenta con algo o le pone
cara de malo sin que esto le signifique ser un ogro. La
persuasión es una antigua práctica copiada de la
naturaleza, del animal que intenta modificar las
intenciones de uno o más opositores. Ello es imitado por
los charrúas cuando algunos niños aventureros se
portaban mal. Lamentablemente no alcanza para evitar la
usurpación de sus tierras y a la vez alimentan la leyenda
negra de ser hombres crueles y salvajes, excusas
necesarias para llevar adelante la conquista.
Crueles y salvajes, aunque una vez siguieron por horas
en aguas del río Uruguay a la carabela de Garay a quien
mediante cánticos intentaron persuadir para su retiro y
luego en tierra firme sobre el río San Salvador anunciaron
38
que la guerra sería inminente si no abandonaban el
territorio ¿esto es ser salvaje?
A la faceta persuasiva de mostrarse bestiales, sombríos
y hostiles ante sus verdugos se le sumaba una faceta tribal
alejada de los peligros, donde existía la risa, la lealtad y el
amor de la vida en familia, la faceta desconocida por quien
escribía con tinta y papel: el insensato conquistador.
Uno de los últimos guerreros charrúas superviviente
del genocidio y etnocidio, fue Ramón Mataojo quien,
expulsado del naciente Estado Oriental, emprende viaje en
una pequeña gabarra francesa llamada L’Emulation, en
donde luego de varios días de adaptación a ser un
desterrado y un marinero forzado, continúa con sus falsas
crónicas persuasivas, costumbre otrora muy importante:
tras decirse antropófago gustoso de la carne humana,
confesó el haber matado y comido a diez hombres
blancos... a un joven marinero le revela la intención de
devorárselo en el viaje por ser un buen bocadillo.
La persuasión sale de la toldería ya no para el bien de
la tribu, sino que ahora corre sin fronteras como el caballo
salvaje de la banda de los charrúas, en busca de su jinete.
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LA VALENTÍA
Muchas veces había pasado el hombre blanco
navegando por río ancho como mar... cuando pisó la tierra
de los grandes ríos se le dio la bienvenida, se le ayudó con
alimentos para que el hombre que venía desde muy lejos
tuviera fuerzas para seguir navegando y poder regresar a
su tierra cuando lo desease. Ese hombre era un viajero, un
amigo, quien traía noticias o mercancías, alguien a quien
ayudar en su tarea... pero este hombre dejó de ser un
simple viajero conocedor para transformarse en un
usurpador de tierras... Nada nuevo bajo el sol americano,
ambas prácticas se conocían ya desde el encuentro entre
culturas.
A un viajero se le veía como algo valiente y amistoso a
la vez, tarea que ayudó a los pueblos autóctonos durante
siglos a poder conocer, comercializar, mejorar los
instrumentos de caza o utensilios y a la vida misma que
evolucionaba lentamente entre parámetros naturalistas. Al
invasor se le condenaba totalmente por su actitud, la cual
era vista como un acto maléfico y poco comprensible.
¿Por qué un hombre que ya tiene tierras para vivir intenta
dejar sin tierras a otros hombres? ¿Por qué se usa la
violencia si no hay motivo para ello? ¿Por qué se mata si
su Dios tampoco lo permite? A esta actitud se le condena
y reprime como los ancestros lo harían, el único motivo
para tomar las armas y defenderse era la amenaza de
perder la tierra y por ende la vida. Entonces había que
avisarle al rival que se estaba dispuesto a luchar: al
anunciar la batalla, si el contrario no cambiaba de actitud,
entonces se peleaba y de esta manera se lograba el apoyo
de los viejos sabios y los espíritus guerreros que defendían
y guiaban a los seres en vida.
40
En la batalla también había que actuar conforme a la
ética guerrera para no irritar a quienes vivían en el más
allá, había que ser valiente y honesto, la batalla terminaba
si el rival lo pedía o se sentía vencido y una vez finalizada
se le protegía como a un hermano más, la clemencia hacia
los vencidos se practicaba normalmente entre los pueblos
autóctonos pues las deidades naturales le exigían gran
respeto al relacionamiento hombre-tierra-hombre.
Cada vez que un grupo de hombres desembarcaba con
idea de apropiarse de algo que no le pertenecía era
necesario informarle que esa conducta estaba mal, ¿pero
cómo? si estos hombres no entendían, no escuchaban y
actuaban como si fueran dioses.
En uno de los tantos enfrentamientos entre el conquistador
y el charrúa, en el cual éstos últimos triunfaron, tras
mucho tiempo de combate los españoles poco a poco
fueron vencidos. Algunos murieron y otros huyeron, pero
otros, los más valientes no capitularon y al mejor ejemplo
continuaron luchando hasta el final con la misma actitud
que un guerrero charrúa. Uno de ellos... sable en mano se
vio totalmente rodeado por el charrúa... bravío se defendía
cuando un silencio enorme en el campo de batalla le
inundó sus oídos, entonces se dio cuenta que estaba
rodeado y solo, pero con la misma decisión que al
principio... en un instante observa que no lo atacaban
cuando todo el charruaje entra en gritos y cánticos, cosa
que el español no comprendía. Para el charrúa la batalla
había acabado ya y seguramente el guerrero español pensó
que luego de este raro festejo le esperaba la muerte... pero
no fue así, los charrúas estaban tan asombrados como él...
asombrados porque a este español le faltaba un brazo y
con este problema igual decidió luchar hasta el final de la
batalla. Le faltaba una mano pero le sobraba valor y es por
esta causa que fue el héroe de la batalla, bajo cánticos de
41
guerra fue tomado entre los brazos indios y en andas lo
llevaron hasta la toldería, donde le proporcionaron refugio,
alimento y amistad.
El final de la batalla a tiempo salvó la vida del bravío
marinero manco español, o quizás no... Quizás fue algo
que los charrúas admiraban mucho, quizás fue su valentía.
El bravío Tabobá fue quien de un golpe cortó el brazo
derecho del valiente español Domingo Lares quien
sostuvo combate sin advertir que el campo de batalla
estaba reducido a unos pocos que resistían, y una vez que
quedó sólo valientemente siguió luchando causando más
asombro que daño en cuanto a su heroicidad, dirigiendo el
único brazo que tenía suplía el que le faltaba. Los
charrúas estimaron que salvar la vida del enemigo era más
glorioso que perderlo y saltando sobre él sin atentar contra
su vida logran rendirlo y en recompensa a este valor le
ofrecen su sanidad.
Esto ocurrió en la batalla contra los hombres de Ortiz
de Zárate, en 1573.
43
EL NOMBRE Y LA SABIDURÍA
El diablo sabe por diablo pero más sabe por viejo, dice
un viejo refrán criollo nacido de la conjunción de las
religiones paganas y europeas, en donde se observan los
agregados del conquistador con la presencia del diablo y el
gran respeto hacia el viejo sabio es un aporte de las culturas
precolombinas.
Los charrúas llamaban sepé al sabio, pero la sabiduría
se adquiere con el pasar de los años y para llegar a este
nombre había que poseer los conocimientos y ser
reconocido como tal por la comunidad para que ésta le
colocase el nombre.
Esto se daba así a diferencia de los nombres nuestros de
hoy día, que no nos dicen nada sobre quien lo posee, más
que su género o procedencia en algunos pocos casos.
Los nombres indígenas tenían otro valor e identificaban
al ser con una virtud o característica personal, de ahí que el
nombre era casi sagrado y no se podía dar a conocer a todos,
pues la información que poseía no era de incumbencia de
cualquiera. Así es que se inventan nombres cuando el
conquistador se lo pregunta aunque en la toldería se llamara
diferente. El nombre es la identificación de la persona, por
algo se llamaba o lo llamaban así, deducimos entonces que
el nombre identificatorio no se colocaba a temprana edad o
en el nacimiento del niño como se hace hoy, sino una vez
que el niño iba mostrando cualidades por cuales conocerlo y
así nombrarlo. También podemos decir que con el pasar de
los años, al cambiar la persona, podía cambiar también su
identidad para el grupo, como sucedió quizás con el cacique
Sepé o sabio, nombre que como ya dijimos se adquiría a
edad avanzada.
44
Esto no fue comprendido nunca (al igual que todas las
cosas ancestrales) por el conquistador quien lo ve y lo
califica como perverso e ilegal. Aún así, adopta una
costumbre muy conocida en América y no así por Europa,
que es la del sobrenombre, el cual muchas veces dice
mucho más sobre nosotros que nuestro nombre propio:
flaco, negro, cabeza, morocho, etc. Herencia desvirtuada de
una sabia cultura.
Por poseer un gran respeto al saber, también llevaban
consigo el gran respeto al anciano, conocedor de mitos,
leyendas e historias de nuestra tierra, aquel que tenía
muchas reses cazadas, muchos ríos bravos cruzados,
muchas batallas ganadas y perdidas, muchos caminos
recorridos con muchos soles vividos; él era el viejo sabio, el
consejero a quien se le escuchaba y se le tenía muy en
cuenta para tomar decisiones para el bien de toda la
comunidad. Herencia perdida de una sabia cultura.
45
LA SOLIDARIDAD
La mezcla racial es característica social que abarca
casi toda América. Un rico continente que abriga a todas
las razas y a todas las mezclas posibles que surgen desde
los primeros encuentros.
Es de destacar que el mestizaje se inicia por los abusos
causados por los selectos hombres blancos que venían a
conquistar nuevas tierras, quienes tomaban como prendas
de guerra o un poco menos a las mujeres de los pueblos
naturales. Aunque más adelante, este tipo de relación no
fue tan forzosa y era aceptada en ese nuevo tipo de
sociedad que comienza a gestarse. A la vez se suman
nuevos cruces entre mestizos, blancos y naturales.
Más tarde se incorporan los negros, raza traída para ser
comercializada como bestias para trabajo, y comienzan a
darse nuevos cruzamientos entre personas de diferente
cultura y color de piel. Nuevamente de los abusos blancos
surgen los primeros mulatos, hijos de esta raza que
buscaba afanosamente su libertad intentando escapar hacia
un mundo desconocido con la añoranza de algún día poder
regresar a su tierra querida.
El sentimiento solidario charrúa, conjuntamente con
sus ideales de libertad e igualdad, es un atenuante para el
dolor de los negros, quienes eran ocultados y protegidos
en las tolderías, una vez que se habían liberado del yugo
opresor, De estos encuentros nacen los primeros zambos,
un nuevo integrante en este maravilloso crisol de razas.
Muchos de estos negros habían logrado escapar de las
murallas de Montevideo y, tierra adentro, se encontraban
con los “peligrosos salvajes”, como se les llamó a todo
pueblo natural que no abandonó su cultura y se sometió a
las ambiciones del europeo. Otros provenían del norte,
46
tierras del imperio portugués, y otros habían escapado de
algún latifundio cercano a los puertos. Todos ellos eran
bienvenidos y protegidos por el charrúa.
Esta solidaridad estaba bien vista por aquellos que
sostenían la igualdad de razas y de hombres, quienes
debían de gozar todos de los mismos derechos, y mal vista
por aquellos a quienes por sus intereses económicos no les
servía.
Nace así el tiempo de la revolución y la difamación: la
revolución en contra del tirano, al decir de José Artigas,
los malos europeos y peores americanos, la difamación en
contra de todo hombre que practicó la libertad, la igualdad
y la solidaridad.
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LA LIBERTAD
El hombre blanco, que venía por tierra desde el norte,
mataba numerosas reses, más de lo que precisaba para su
alimentación, quitándole el cuero, su grasa y en muy pocas
ocasiones su carne.
Algunos de ellos optaban por arrear ganado en pie en
grandes cantidades llevándolo lejos de estas tierras,
dejando lentamente las praderas sin animales que proveían
de alimento y cuero con gran facilidad a todas las tolderías
que habitaban este suelo.
Otros perseguían y atacaban toda aldea, matando a
quienes se resistían y llevándose hombres guerreros y
jóvenes para ser comercializados en sus tierras como
esclavos, en muy pocas ocasiones llevaban mujeres o
niños. Todos eran sometidos y obligados a trabajar para
ellos en pos de una codicia que no se comprendía; sus
riquezas no eran la vida, la naturaleza o la libertad, sino
cosas vanas que lo llevaban a enfrentarse con sus
hermanos para apoderarse de lo que no le pertenecía.
¿Qué derecho tiene un hombre apropiarse de lo que es
de todos?
¿Qué libertad es aquella que no le permite ser libre a
su hermano?
El charrúa nació y creció libre como el viento, vivirá
en libertad o morirá por ella, seguramente ningún
provecho hayan sacado de alguno de ellos por la fuerza.
Las cosas habían comenzado a cambiar en la tierra de
los tres ríos desde que el hombre blanco, sin avisar de la
guerra, atacaba al verdadero habitante de esta tierra,
perseguía a quienes no adoptaban a su Dios y a su cultura.
Toda la vida cambió: quien aceptaba sus creencias y su
estilo de vida ya no viviría más en las aldeas con sus
48
hermanos “indios”, quien no lo hacía tampoco pudo vivir
en su aldea con empalizadas de piedra para la protección,
pues el hombre blanco todo lo destruía.
Fue el momento del cambio para sobrevivir, la
adaptabilidad al medio que los rodeaba era otra
característica de nuestros antepasados, aunque esa vez no
fue la naturaleza la que los agobiaba. Abandonaron la
empalizada, el techo de paja y totora con paredes de barro
por viviendas de fácil construcción y desarme que le
posibilitaban el cambio de paradero rápidamente. El
cultivo debía de abandonarse para no estar mucho tiempo
en un lugar determinado; todos sabían que una siembra y
cosecha no se realizaba en poco tiempo, pasaron así de un
semi-sedentarismo a una costumbre nómada. Una vida de
errantes era el destino que les esperaba, alimentándose de
la caza y de la recolección exclusivamente, formando sus
toldos en lugares no muy visibles para los ojos del invasor,
de difícil acceso y que le permitiese una vigilancia de
aviso ante cualquier peligro.
Lentamente el territorio se fue restringiendo cada vez
más, cedieron la costa del Paraná Guazú primero y luego
se vieron obligados a cruzar el Hum y esconderse en el
espeso monte serrano del norte.
Mucho tiempo pasó para que todo esto aconteciera, y
la etnia que más defendió su tierra y sus derechos en
América, seguiría luchando hasta el último momento por
su libertad.
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LA AMISTAD
Una característica identificatoria de los charrúas era su
gran hospitalidad, brindando al visitante su más sincera
amistad como pueblo fraterno, pero quienes vivían en sus
antípodas ¿cómo los calificaban?
Siempre se necesitan excusas para matar, robar o
esclavizar, al principio fueron llamados bestias al igual
que todo pueblo encontrado en nuestro continente, aunque
muchos de estos pueblos poseían conocimientos que los
conquistadores no, pero la sed del oro y la plata del
hombre blanco no dieron oportunidades al indígena que se
llevó su sabiduría a la tumba, lo poco que quedaba fue
saqueado o quemado, culturas enteras desaparecían bajo
las cenizas y el mundo entero retrocedía ante la fuerza de
la espada y la traición, los grandes hombres saben que vale
más la sabiduría que el oro y la plata juntos; los grandes
hombres...
Unos años después de la llegada de Colón por fin los
indios se ganan la condición humana, más precisamente en
el año 1537 cuando Paulo III declara a los indios como
hombres verdaderos, las bestias del pasado son ahora
hombres salvajes, infieles, e igualmente no merecían vivir
¿ de qué valió todo entonces?
Por estos lares siempre fue cosa normal que cualquier
hombre blanco resultara bien recibido y tratado en las
tolderías charrúas, fue así por un lapso de más de tres
siglos a pesar de las decepciones sufridas y oídas, no pudo
continuar esta hospitalidad porque la etnia entera fue
víctima del genocidio de Salsipuedes llevado adelante por
un grupo de hombres que pretendían culminar un
emprendimiento inconcluso de los colonizadores,
herederos de su pensamiento.
50
Los infieles que vivían en fraternidad en sus chozas
desconocían la explotación del hombre por el hombre,
entonces ¿quiénes no fueron bien recibidos en este
territorio? Ya que crónicas y diarios de navegación de la
época de numerosos exploradores nos cuentan de la buena
relación con los habitantes de la banda de los charrúas.
Sin duda alguna que quienes intentaron establecerse de
forma permanente en este suelo, fundando fuertes para
luego expandir su dominio territorial, sometiendo a todo
pueblo a su alrededor y destruyendo su cultura milenaria,
no recibieron buen trato por parte de quienes defendían
sus derechos básicos, de aquí que los más ambiciosos
fueran quienes chocaron primeramente con los charrúas,
pero la amistad para con el próximo viajero seguiría
intacta una y otra vez luego de varios enfrentamientos,
aquí la tierra de un pueblo de amigos.
Esta será la gran excusa para el comienzo de un largo
período de guerra charrúa-española ya que a la llegada de
Juan Ortiz de Zárate en 1573 sucede un hecho que no iría
a cambiar el futuro del pueblo charrúa, pero muestra la
diferencia existente entre unos y otros; un hombre español
desertor de sus fuerzas pide refugio a los charrúas y se
instala en sus tolderías. Los españoles piden la extradición
inmediata del marinero mientras que los charrúas
siguieron fieles a su norma hospitalaria, acto que
escandalizó a los españoles pero que es de fundamental
importancia para los charrúas: la amistad, la hospitalidad y
quizás la palabra dada de protección. Por supuesto que es
el detonante de una guerra planificada con anterioridad,
así los españoles emplearían su superioridad bélica para
hacer retroceder y mermar a los charrúas hasta el
exterminio absoluto, pero en este momento no lo logran,
peor aún, son sitiados e invitados a retirarse de este suelo,
pudieron ser ejecutados, mas la clemencia para los
51
vencidos también era norma en pueblos que vivían en
contacto sagrado con la naturaleza, ya que los antepasados
vivían en ella, recorrían montes y praderas, brindaban
protección a los suyos a cambio de respeto a las normas
ancestrales.
La invitación a retirarse del suelo que protegían no es
otra cosa que el respeto por la vida del enemigo desde una
visión contemporánea, en realidad la guerra tenía una
concepción diferente a la que poseían los españoles.
El pueblo charrúa amistoso y pacientemente esperó el
retiro de Ortiz y sus hombres cuando se da lo contrario:
llegan refuerzos al mando de Garay para librar la batalla
de San Salvador.
En este caso fue una de las principales derrotas
charrúas; Zapicán, Tabobá, Abayubá y otros caciques con
gran prestigio regional lucharon a pecho descubierto y
lanza contra guerreros cubiertos de metal, a caballo y con
armas de fuego.
Fue la primera gran derrota de los infieles que fueron
fieles a sus principios de amistad, hospitalidad, libertad o
muerte.
53
LA LEYENDA DEL RÍO CANTOR
Y LA LEYENDA DE LA GRUTA
Cuenta la leyenda que en el territorio de los grandes
ríos había un pequeño afluente del Hum que corría
bullicioso entre las rocas buscando su destino final. Sus
aguas en pequeñas cantidades se comportaban como un
guerrero poderoso en constante lucha, y este sonoro
esfuerzo era un cántico de ejemplo para indígenas que
habitaban en sus márgenes: “no importan los obstáculos,
sino las ganas y el esfuerzo para alcanzar un sueño”.
Este pequeño río cantor se llevaba en el corazón,
proporcionaba alimentos y abrigo a quienes decidían
visitarlo, era dulce y amable, bello y hospitalario. Año tras
año se reunían en su entorno numerosos indígenas que
venían de todas partes, para rendirle tributo en un gran
intercambio cultural; guaraníes, charrúas y tapuias, entre
otros, lo llamaban Yi: simplemente río o agua pequeña.
Una pequeña tribu elaboraba sus herramientas con
material de la zona, pero lo que más asombro causaba era
el fiel sonido de los instrumentos musicales fabricados con
madera extraída de orillas del río cantor, ninguno de otro
lugar lejano se podía comparar a ellos; era como si un
Dios de la música hubiera pasado por este río y dejado allí
su hechizo.
Los sabios de la tribu así lo creían, y afirmaban que
aunque el hombre blanco le habitase el encanto
continuaría eternamente.
Un día el hombre que venía de más allá de los mares
piso su suelo, bebió su agua y comió su alimento, todos
temieron por el fin del encanto, pero hoy lo habita el
hombre blanco y el negro, mestizos, mulatos y zambos, y
54
el hechizo se ha convertido en tradición. Años tras años se
reúnen a su paso gente de todas partes para rendirle
homenaje, su ubicación así lo permite, este pequeño río
cantor se lleva en el corazón, desde allí su música enamora
y enamorará a todos por siempre.
Para mi Durazno, corazón del país... capital de la
música.
≈
Sucedió un día que un niño charrúa se alejó
demasiado de su aldea y encontró un lugar encantador, un
lugar lleno de embrujo y de belleza donde el agua se
escapaba de entre las rocas y el pasado se confundía con el
presente.
En ese lugar sació su sed. El agua era fresca y pura
como la brisa del amanecer. Sintió deseos de quedarse
pero en la aldea lo esperaban sus padres y hermanos,
entonces prometió volver.
Regresó siempre a ese lugar lleno de encanto: niño,
joven y guerrero; como cacique levantó su toldería en la
zona y a este lugar le dio el nombre de Hue-walixce: agua
hechizada.
Pero el hombre blanco llegó un día a ese lugar y,
cautivado también por su belleza, al igual que el pequeño
niño prometió regresar.
Pasaron los años y nada se supo de la toldería de aquel
charrúa, pero Hue-walixce estuvo siempre habitada, todos
los que conocieron de ella y bebieron de su fresca agua, no
pudieron escapar del hechizo; así se fue formando el
poblado que hoy se conoce como La Paloma.
55
EL FINAL
...los primeros hombres de origen europeo que
penetraron tierra adentro eran traficantes de esclavos de
origen portugués que ingresaban por el norte terrestre.
Muchos siglos de paz y progreso ven ahora su fin, y
obligados a esconderse en lo más oculto de los montes y
las praderas orientales, así a estos hombres que huían en
su propia tierra se les llamó nómades. Quedaron sólo
ruinas de sus construcciones cuando comienza el peligro
desde el sur, ahora eran los españoles...
Luego de tres milenios un presidente planifica con
detalle el engaño para poder aniquilar al pueblo que el
español y el anti-artiguismo no había podido hacer.
De esta manera se pone en marcha un plan de
recuperación de tierras que otrora eran orientales y ahora
las poseía el Brasil, para lo cual era necesario el apoyo de
los guerreros charrúas. El plan tenía algunos errores; uno
de ellos era la cita para la guerra de toda la familia
charrúa: niños, mujeres y ancianos, cuando siempre lo
hacían solamente los hombres guerreros; en segundo lugar
existía la desconfianza sobre la persona de don Frutos
como el traidor del artiguismo y quien estuvo a servicio
del imperio portugués y brasileño.
De aquí es que algunos caciques y sus respectivas
familias no acuden al llamado de la celada de Salsipuedes,
acampando en sus cercanías como lo hacen El adivino y
Polidoro. Otros, con profunda desconfianza, acuden.
Una vez que los caciques con sus familias llegan a la
confluencia de los arroyos Salsipuedes son invitados a
comer y beber a discreción para lo cual se habían
conseguido numerosos barriles de caña. También son
invitados a dejar sus armas en un sector apartado. Todos
56
dejaban su armamento, inclusive algunos soldados del
ejército para no generar más sospechas. El lugar donde las
depositaron era tal que luego fue difícil alcanzarlas.
Ahora los guerreros estaban desarmados y bebiendo
alcohol sin poder darse cuenta de lo que sucedía realmente
a su alrededor. Estaban siendo rodeados por soldados y
mercenarios contratados para tal fin. Rivera, quien bebía
conjuntamente con los charrúas daría la orden de iniciar la
masacre baleando a Venado, uno de los guardias fieles de
Artigas hasta su retiro. Para ello Frutos pide prestado el
cuchillo al cacique para picar tabaco y le descerraja un tiro
a escasos metros. Pero éste sólo hiere a Venado producto
de la ingesta de alcohol del presidente.
A partir de este momento los cuerpos charrúas sin
vida comienzan a quedar apilados y sólo algunos logran
huir hacia el monte espeso, entre ellos el cacique herido,
quien rompe líneas de tiro del ejército al galope en un
caballo que pudo tomar y que montó, con esa posición que
lo hacía casi invisible, comúnmente practicada por ellos, la
de ir escondido sobre un costado del caballo.
La historia no iría a cambiar, el grito y llanto de
mujeres y niños que veían morir a sus seres queridos, eran
gritos desgarradores de un pueblo herido de muerte, un
pueblo que nos enseñó a ser... hasta el último momento.
Vaimaca Perú, ya herido se encuentra con el
responsable de la masacre a quien le increpa “¡Mira don
Frutos! Tus hombres matando amigos”.
57
ANEXOS
¿Qué dice la Constitución de 1830 sobre los Charrúas?
Capítulo l
Artículo 6º Los ciudadanos del Estado Oriental de Uruguay son
naturales o legales.
Artículo 7º ciudadanos naturales son todos los hombres libres
nacidos en cualquier parte del territorio del Estado.
Sección Xl
Capítulo único
Artículo 130 Los habitantes del Estado tienen derecho a ser
protegidos en el goce de su vida, honor, seguridad y propiedad.
Nadie puede ser privado de estos derechos sino conforme a
leyes.
Cuando nace nuestro país los charrúas eran ya ciudadanos
naturales por haber nacido en el territorio. El presidente
Fructuoso Rivera culmina el plan de los virreyes de extinguir a
los charrúas y a la vez borrar las últimas huellas del artiguismo,
desconociendo la constitución.
58
59
CARTA DE RIVERA A FRANCISCO RAMÍREZ
ORDENANDO LA MUERTE DE ARTIGAS
“Sr. D. Franco. Ramírez.
Montevideo, Junio 13 de 1820
Mi estimado amigo:
Ayer recibí su carta del 31 por el Capitán D. Laureano
Marques que sale ahora mismo con la presente.
Hace dos días que escribí a usted instruyéndolo de mi
actual situación, y al mismo tiempo, del estado de esta
Provincia, indicándole lo interesante q. sería para esa y esta
establecer relaciones de amistad y comercio para cuyo medio
se ponía (sin comprometer a la que gobierna) en estado de
reparar los males que ha causado la guerra.
Todos los hombres, todos los Patriotas, deben sacrificarse
hasta lograr destruir enteramente a Don José Artigas; los
males que ha causado al sistema de Libertad e independencia,
son demasiado conocidos para nuestra desgracia y parece
escusado detenerse en comentarlos, cuando nombrando al
monstruo parece que se recopilan. No tiene otro sistema
Artigas, que el de desorden, fiereza y Despotismo; es escusado
preguntarle cuál es el que sigue. Son muy, son muy marcados
sus pasos, y la conducta actual que tiene con esa preciosa
Provincia justifica sus miras y su Despecho.
El suceso de Correa me ha sido sensible, y puedo
asegurarle que todos han sentido generalmente que hubiese
conseguido Artigas este pequeño triunfo. Yo espero y todos que
usted lo repare, y para que usted conozca mi interés diré lo que
he podido alcanzar en favor de usted de su excelencia el Señor
Barón de la Laguna.
Su excelencia apenas fue instruido por mi de sus deseos me
contestó que había sido enviado por Su Majestad para proteger
las legítimas autoridades, haciendo la guerra a los
Anarquistas, en tal caso considera a Artigas, y como autoridad
legítima de la provincia de Entre Ríos a usted, de consiguiente
para llevar a efecto las intenciones de Su Majestad me
previene, que avise a usted que estaban prontas sus tropas para
auxiliarlo, y apoyarlo como le convenga, y para esto puede
usted mandar un oficial de confianza, con credenciales
bastantes al Rincón de las Gallinas, donde se hallará el
General (fin folio 1)
60
61
(comienza folio 2) Saldaña, con quien combinará el punto o
puntos por donde le convenga hacer presentar fuerzas e
igualmente la clase de movimientos que deben hacer.
Usted persuádase que los deseos de Su Excelencia son que
usted acabe con Artigas y para esto contribuirá con cuantos
auxilios están en su Poder.
Con respecto a que yo vaya a ayudarle, puedo asegurarle
que lo conseguiré, advirtiéndole que debo alcanzar antes
permiso Especial del Cuerpo Representativo de la Provincia
para poder pasar a otra, mas tengo fundadas esperanzas en que
todos los señores que componen este Cuerpo no se opondrán a
sus deseos ni los míos cuando ellos sean ultimar al tirano de
nuestra tierra.
No deje usted de continuar dándonos sus noticias, mucho
nos interesa la suerte de Entre Ríos; para que usted le asegure
una paz sólida, todos estos señores, Su Excelencia el Señor
Barón, y yo trabajaremos.
En todos casos quiera contar con la amistad de su atento
seguro servidor y amigo, que besa su mano.
Fructuoso Rivera
Al investigador uruguayo José Eduardo Picerno le llamó la atención
que este documento no estuviera integrando uno de los 36 tomos del
“Archivo Artigas”. A través de Elizabeth Andreau, funcionaria del
Museo de Corrientes pudo tomar contacto con José Ernesto Gómez
Reyes funcionario del Archivo Histórico de Corrientes, quien ubicó la
citada carta en el Archivo de Corrientes, Sala 2, correspondencia
oficial años 1810 / 1921, Tomo IX, folios 53 al 55.
62
ALGUNOS CONCEPTOS DE ARTIGAS EN DEFENSA DE LOS
ABORÍGENES QUE LO DISTANCIABAN DE RIVERA
Pueden haber sido muchos los motivos del encono que
Fructuoso Rivera tenía contra Artigas. Evidentemente, la
militancia en las filas como coronel del ejército portugués.
Ya desde 1816, cuando invadían los portugueses, comenzó
a desacatar órdenes de Artigas para la defensa de nuestra Banda
Oriental. En cuatro años en los que estuvo a su lado, casi como
un predilecto entre sus oficiales, Rivera tuvo gestos ambiguos
entre Artigas y los portugueses.
El proyecto artiguista fue desbaratado por Rivera en 1820,
una verdadera traición, como lo demuestran las cartas enviada
al caudillo de Entre Ríos “Pancho Ramírez” el 5 de junio y el
13 de junio de 1820..
Rivera tampoco compartía los sentimientos de Artigas sobre
los aborígenes, especialmente charrúas y guaraníes,
manifestado, por ejemplo en el Art. 6º del Reglamento
Provisorio para fomento de la campaña, donde dice: “En
consecuencia, los negros libres, Los sambos de esta clase, los
indios y los criollos pobres, todos podrán ser agraciados en
suertes de estancia, si con su trabajo y hombría de bien
propenden a su felicidad y la de la Provincia."
A Manuel Belgrano, abril 11 de 1811: “Nada importa el ultraje
de mi persona cuanto está de por medio la felicidad de la
patria, y he considerado más bien el sufrir los insultos hechos a
mi carácter, que dar lugar a una división que produciría
efectos muy contrarios de los que con tantos esfuerzos
solicitamos”.
Escribe en una carta a Elías Galván, noviembre 14 de 1811,
destacando el apoyo de los Charrúas en el Éxodo: “... los indios
infieles, abandonando sus tolderías, inundan la campaña
presentándome sus bravos esfuerzos para cooperar a la
consolidación de nuestro sistema”.
63
A Andrés Artigas (Andresito), abril 29 y 13 de mayo de 1815:
“… los indios deben quedar en plena libertad para elegir a su
satisfacción sus propios gobernantes y diputados, cuidando sí,
que sean hombres de bien y de alguna capacidad para resolver
lo conveniente”
A Corrientes, 1815: “Recordemos que ellos (los indios) tienen
el principal derecho. Sería una degradación vergonzosa para
nosotros mantenerlos en aquella exclusión vergonzosa que
hasta hoy han padecido por ser indianos. Acordémonos de su
pasada infelicidad y si esto los agobió tanto que han
degenerado de su carácter noble y generoso, enseñémosles
nosotros ser hombres y señores de sí mismos”.
Al Gobernador de Corrientes, José de Silva, abril 9 de 1815:
“no hay que invertir el orden de la justicia. Mirar por los
infelices y no desampararlos, sin más delito que su miseria. Es
preciso borrar los excesos del Despotismo, todo hombre es
igual en presencia de la ley. Sus virtudes o sus delitos los hacen
amigables u odiosos; olvidemos esa maldita costumbre: que los
engrandecimientos nacen de la cuna...”
A José de Silva, Gobernador de Corrientes, mayo 3 de 1815:
“Yo deseo que los indios, en sus pueblos, se gobiernen por sí,
para que cuiden sus intereses como nosotros los nuestros. Así
experimentarán la felicidad práctica y saldrán de aquel estado
de aniquilamiento a que los sujeta la desgracia. Recordemos
que ellos tienen el derecho principal”.
Sobre Rivera, escribe al Cabildo de Montevideo, julio 31 de
1815: “... necesitando esta plaza de una fuerza que haga
respetable las órdenes de Ustedes y mantenga el orden debido,
marchó con toda su División y de Comandante de Armas de esa
Plaza, don Frutos Rivera. Tenga Usted, la bondad de admitirlo,
que él respetará las órdenes de usted y sabrá mantener el orden
en sus tropas y la seguridad individual de todo ciudadano”.
¡Cuánta desilusión y dolor debe haber causado en Don José la
traición de Rivera! En quien confiaba, según se lee.
64
Al Cabildo de Corrientes, enero 9 de 1816: “usted podría de
tantos enemigos que tiene el sistema, y emigrados, señalarles (a
los indios) un terreno de esos individuos donde se alimentasen
y viviesen bajo un arreglo, siendo útiles a sí y a la Provincia
según llevo indicado. Usted adopte todos los medios que exige
la prudencia y la conmiseración con los infelices y hallarán los
resultados el fruto de su beneficencia”.
Al Cabildo de Corrientes, enero 31 de 1816: “Es preciso que a
los indios se trate con más conmiseración, pues, no es dable
cuando sostenemos nuestros derechos excluirlos del que
justamente les corresponde. Su ignorancia e incivilización no es
un delito reprensible. Ellos deben ser condolidos más bien de
esta desgracia, pues no ignora usted quien ha sido su causante.
¿Y nosotros habremos de perpetuarle? ¿Y nos proclamaremos
de patriotas siendo indiferentes a ese mal?”
A Simón Bolívar, julio 20 de 1819: “Unidos íntimamente por
vínculos de naturaleza y de intereses recíprocos, luchamos
contra tiranos que intentan profanar nuestros más sagrados
derechos” (se refería al Imperio de Portugal al que se adscribió
Rivera en marzo de 1820).
Fueron inmensas las diferencias. Artigas quiso construir un
pueblo de hermanos, y a los mismos pueblos hermanados. En su
gobierno, Rivera hizo con el aborigen todo lo contrario.
Por ello hacemos nuestras las palabras de José Eduardo Picerno
al hablar de las cartas de Rivera a Pancho Ramirez: “Por eso
esa carta es importante, porque muestra la inflexión de nuestra
historia y de la identidad que pudimos haber tenido.”
65
CARTAS DE FRUCTUOSO RIVERA
PLANIFICANDO EL GENOCIDIO CHARRÚA
Cuartel General
Durazno, marzo 10 de 1831
(Tercer párrafo) “Es de mi mayor importancia que el Sr. Gral.
emplee todo su tino y destreza para hacer entender a los
caciques que el ejército necesita de ellos para ir a guardar las
fronteras del Estado y que el punto de reunión será en las
puntas del Queguay grande; para cuyo efecto se dirigen cartas
a los caciques Rondeu y Juan Pedro, y que el señor Gral. Les
hará entregar instruyéndoles de su contenido. Si ellos no
cumpliesen lo prevenido en las citadas notas particulares es
preciso no alarmarse por esto, disimularles y conservarse
siempre a su inmediación, y si posible fuese reunido a ellos.
Si se moviesen para el centro de la campaña es preciso
seguirles con cualquier pretexto, hasta ver si se consigue que
todo o parte del ejército se incorpore a las fuerza de las
ordenes del señor Gral.
El Sr. Gral. conocerá, que en todas las medidas prevenidas
es importante la mayor prudencia, para no aventurar una
empresa que, realizada traerá bienes muy efectivos al país,
consolidando el crédito y reputación militar de los jefes que le
han presidido...”
Fructuoso Rivera
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67
Campo, abril 5 de 1831
“...Mi estimado amigo D. Julián es en mi poder su nota de
ayer soy impuesto de las medidas tomadas para hacer venir a
los indios a este punto, con este objeto fue Bernabelito y no
dudo que los haga venir prontamente.
Yo no he querido moverme más adelante ya que podría
ponerlos en desconfianza o porque si logra hacerlos pasar el
Queguay ya no será difícil sujetarlos del modo que uno quiere.
Sin embargo estamos prontos para en caso que sea preciso
marchar sobre ellos, lo que yo quiero evitar a toda trance pues
no será ventajoso el sujetarlos estrepitosamente.
Estoy resuelto a esperar aquí hasta ver si ustedes logran
hacerlos venir, aquí espero sus avisos continuados para mis
disposiciones...”
Fructuoso Rivera
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Cuartel General
Salsipuedes, abril 15 de 1831
Sorprendida y destruida el 11 del corriente la horda salvaje
de Charrúas esta indómita tribu ha pagado caramente sus
antiguos y recientes crímenes, quedando muertos en el campo
la mayor parte, y el resto con todas sus familias y ganados en
poder de la división de operaciones. Y aún cuando han logrado
escaparse de la misma suerte, algunos muy contados, las
fuerzas del Ejército prosiguen en su alcance hasta su
exterminio.
Para completar enteramente este triunfo que tanto importa
a los más caros intereses de la nación es de absoluta necesidad,
que el Señor Comandante General ponga en movimiento todas
sus fuerzas dependientes a sus órdenes, que guarecen esa
frontera, en persecución a este puñado de bandidos hasta su
total exterminio, sin desguarnecer los puntos principales en ella
y sin diseminar las milicias de la colonia, dando prontos avisos
de las medidas tomadas al respecto, al Presidente General en
Jefe.
Fructuoso Rivera
70
71
ÍNDICE
Agradecimiento…………………………..…..… 7
Cartas de Raúl Sendic…………………..…..…... 9
Hacia un nuevo país.............................................. 11
Palabras de valor................................................... 15
El Principio........................................................... 17
La Paciencia.......................................................... 19
El Esfuerzo............................................................ 23
La Voluntad.......................................................... 25
La Honestidad....................................................... 27
La Igualdad........................................................... 29
La Dignidad.......................................................... 31
La Palabra............................................................. 33
La Persuasión....................................................... 37
La Valentía........................................................... 39
El Nombre y la Sabiduría..................................... 43
La Solidaridad...................................................... 45
La Libertad........................................................... 47
La Amistad........................................................... 49
Leyendas del Río Cantor y de la Gruta................ 53
El Final................................................................. 55
ANEXOS
Artículos Constitución de 1830............................ 57
Carta de Rivera a Francisco Ramírez................... 59
Algunos conceptos de Artigas
en defensa de los aborígenes................................. 62
Cartas de Fructuoso Rivera
planificando el genocidio charrúa......................... 65
Se terminó de imprimir en los talleres gráficos de Tradinco S.A.
Minas 1367 - Montevideo - Uruguay - Tel. 409 44 63. Noviembre de 2008
D.L. 346-474 / 08. Edición amparada en el decreto 218/996 (Comisión del Papel)
Se terminó de imprimir en los talleres gráficos de Tradinco S.A.
Minas 1367 - Montevideo - Uruguay - Tel. 409 44 63. Diciembre de 2008
D.L. 346-791 / 08. Edición amparada en el decreto 218/996 (Comisión del Papel)
sábado, 16 de abril de 2011
Introducción.
Palabras de valor
“ Las virtudes morales se desarrollan con el hábito... no la poseemos por naturaleza, ni a despecho de la naturaleza, y las desarrollamos por medio del hábito... adquirimos estas virtudes ejercitándolas, al igual que ocurre con otras artes. Aprendemos a hacer las cosas al hacerlas: los hombres aprenden el arte de construir, por ejemplo, construyendo, y a tocar el arpa tocando el arpa. Asimismo, al realizar actos de justicia aprendemos a ser justos, al practicar la autodisciplina aprendemos a ser autodisciplinados, y al realizar actos de valentía aprendemos a ser valientes”
Aristóteles
Distanciados geográficamente, pero muy cerca en su pensamiento había grupos sociales que vivían en total armonía con la naturaleza o la madre tierra y en el respeto a esta divinidad desarrollaron sus virtudes morales. Al igual que el pensador, desarrollan con la práctica diaria un conjunto de reglas y habilidades que no coincidían con las practicadas en el viejo continente. Lamentablemente el encuentro entre culturas diferentes aniquiló esta muy genuina forma de vida con sus practicas, con ello la Pacha Mama y la humanidad entera es la gran derrotada al final. A partir de este encuentro todo comienza a cambiar, y las transformaciones en los grupos sociales se encargaron poco a poco a llevar adelante un culturicidio que se ha pronunciado hasta nuestros días, en lo contrario, el resistirse a los cambios que el dominante y su cultura proponían los llevaría indefectiblemente a la muerte. Entre los grupos que optaron por lo segundo estaban los admirables charrúas, defensores incansables de su tierra, de las costumbres que los ancestros le heredaron y el viejo sabio le había enseñado, defensores de sus creencias, de la libertad, de la paz y de su familia.
¿Qué diferencia hay entre perder la cultura y perder la vida? Cuando existen cosas sagradas como la palabra dada, el respeto por el sabio viejo, no faltar a la verdad o la idea de que el hombre pertenece al suelo y no el suelo al hombre... entonces tomaron el camino correcto.
Hoy aceptamos sin reproches todos los cambios y continuamos olvidando nuestro pasado, el antes y el después del contacto con el colonizador, y aunque pareciera que triunfó la codicia, la desigualdad o el rencor, yo le propongo estimado lector, rescatar un conjunto de virtudes desde lo más profundo del tiempo y la imaginación con la esperanza de acercar nuestro país al sueño pluricultural de Artigas, quizás de esta forma y humildemente entre todos lo logremos.
El autor
“ Las virtudes morales se desarrollan con el hábito... no la poseemos por naturaleza, ni a despecho de la naturaleza, y las desarrollamos por medio del hábito... adquirimos estas virtudes ejercitándolas, al igual que ocurre con otras artes. Aprendemos a hacer las cosas al hacerlas: los hombres aprenden el arte de construir, por ejemplo, construyendo, y a tocar el arpa tocando el arpa. Asimismo, al realizar actos de justicia aprendemos a ser justos, al practicar la autodisciplina aprendemos a ser autodisciplinados, y al realizar actos de valentía aprendemos a ser valientes”
Aristóteles
Distanciados geográficamente, pero muy cerca en su pensamiento había grupos sociales que vivían en total armonía con la naturaleza o la madre tierra y en el respeto a esta divinidad desarrollaron sus virtudes morales. Al igual que el pensador, desarrollan con la práctica diaria un conjunto de reglas y habilidades que no coincidían con las practicadas en el viejo continente. Lamentablemente el encuentro entre culturas diferentes aniquiló esta muy genuina forma de vida con sus practicas, con ello la Pacha Mama y la humanidad entera es la gran derrotada al final. A partir de este encuentro todo comienza a cambiar, y las transformaciones en los grupos sociales se encargaron poco a poco a llevar adelante un culturicidio que se ha pronunciado hasta nuestros días, en lo contrario, el resistirse a los cambios que el dominante y su cultura proponían los llevaría indefectiblemente a la muerte. Entre los grupos que optaron por lo segundo estaban los admirables charrúas, defensores incansables de su tierra, de las costumbres que los ancestros le heredaron y el viejo sabio le había enseñado, defensores de sus creencias, de la libertad, de la paz y de su familia.
¿Qué diferencia hay entre perder la cultura y perder la vida? Cuando existen cosas sagradas como la palabra dada, el respeto por el sabio viejo, no faltar a la verdad o la idea de que el hombre pertenece al suelo y no el suelo al hombre... entonces tomaron el camino correcto.
Hoy aceptamos sin reproches todos los cambios y continuamos olvidando nuestro pasado, el antes y el después del contacto con el colonizador, y aunque pareciera que triunfó la codicia, la desigualdad o el rencor, yo le propongo estimado lector, rescatar un conjunto de virtudes desde lo más profundo del tiempo y la imaginación con la esperanza de acercar nuestro país al sueño pluricultural de Artigas, quizás de esta forma y humildemente entre todos lo logremos.
El autor
Hacia el nuevo país desde el genocidio de Salsipuedes.
Hemos adjuntado algunos resultados que han dejado en jaque a todo el conocimiento histórico enseñado en la escuela por más de un siglo, donde se miraba al indígena como un salvaje nómada sin ningún tipo de conocimiento y valor.
Por suerte el resultado del equipo de investigaciones de la Dra. Mónica Sana sobre el ADN de Vaimaca Perú nos regresa la esperanza de encontrar una nación con raíces propias, que una vez supimos tener de la mano de un gran prócer amaricano: José Artigas. Sabemos gracias a ello que hoy día existe una gran descendencia charrúa y no guaraní, como afirmaron historiadores e investigadores otrora oficialistas, que se han esforzado en mantener oculta la verdad, haciendo vivir a un país entero en el oscurantismo histórico. ¿Por qué lo hicieron? ¿Acaso los malos europeos y peores orientales como mencionó Artigas siguen existiendo hoy?
El ADN de Vaimaca nos habla de una nación que tiene antepasados en los viejos habitantes constructores de cerritos, quienes practicaban la agricultura y vivían en aldeas con una compleja organización social, practicando un sedentarismo dinámico.
Tenían un gran conocimiento de la flora y la fauna autóctona, domesticando al perro americano como compañero de caza y vigilancia, elaboraban remedios e infusiones con hierbas naturales, entre muchas cosas que el tiempo y los estudios nos revelarán.
Es claro que el hombre blanco y su codicia modificaron la forma y el régimen de vida de la gran nación, pues el sedentarismo los llevaría a una desaparición más temprana en defensa por lo que les era propio y de todos, pasaron a ser así perseguidos en su tierra, nómades obligados que no eran dueños de cazar en su suelo; errantes perpetuos, engañados y traicionados le dieron el último adiós a la idea de Artigas: la gran patria pluricultural y tolerante.
Pero nuestros gallardos y valientes antepasados siguen su lucha desde donde se encuentran y apoyan a los “José Iriarte” que se especializan en otras tierras para poder estudiar las nuestras; publicar verdades en otros países para que en nuestra patria no la desmientan dudando de su veracidad, diciendo que carecen de rigor científico, o que quienes la llevan a cabo no están preparados para realizarla.
¿Qué pasa ahora? ¿por qué no los escucho hablar?
¡Cuidado!...pueden tener un haz en la manga, están acostumbrados a jugar de esta manera, al palabrerío y al engaño: pero no se preocupen, pues no dejaremos de llamarlos orientales y... nuestros antepasados charrúas están dispuestos a perdonarlos.
Por suerte el resultado del equipo de investigaciones de la Dra. Mónica Sana sobre el ADN de Vaimaca Perú nos regresa la esperanza de encontrar una nación con raíces propias, que una vez supimos tener de la mano de un gran prócer amaricano: José Artigas. Sabemos gracias a ello que hoy día existe una gran descendencia charrúa y no guaraní, como afirmaron historiadores e investigadores otrora oficialistas, que se han esforzado en mantener oculta la verdad, haciendo vivir a un país entero en el oscurantismo histórico. ¿Por qué lo hicieron? ¿Acaso los malos europeos y peores orientales como mencionó Artigas siguen existiendo hoy?
El ADN de Vaimaca nos habla de una nación que tiene antepasados en los viejos habitantes constructores de cerritos, quienes practicaban la agricultura y vivían en aldeas con una compleja organización social, practicando un sedentarismo dinámico.
Tenían un gran conocimiento de la flora y la fauna autóctona, domesticando al perro americano como compañero de caza y vigilancia, elaboraban remedios e infusiones con hierbas naturales, entre muchas cosas que el tiempo y los estudios nos revelarán.
Es claro que el hombre blanco y su codicia modificaron la forma y el régimen de vida de la gran nación, pues el sedentarismo los llevaría a una desaparición más temprana en defensa por lo que les era propio y de todos, pasaron a ser así perseguidos en su tierra, nómades obligados que no eran dueños de cazar en su suelo; errantes perpetuos, engañados y traicionados le dieron el último adiós a la idea de Artigas: la gran patria pluricultural y tolerante.
Pero nuestros gallardos y valientes antepasados siguen su lucha desde donde se encuentran y apoyan a los “José Iriarte” que se especializan en otras tierras para poder estudiar las nuestras; publicar verdades en otros países para que en nuestra patria no la desmientan dudando de su veracidad, diciendo que carecen de rigor científico, o que quienes la llevan a cabo no están preparados para realizarla.
¿Qué pasa ahora? ¿por qué no los escucho hablar?
¡Cuidado!...pueden tener un haz en la manga, están acostumbrados a jugar de esta manera, al palabrerío y al engaño: pero no se preocupen, pues no dejaremos de llamarlos orientales y... nuestros antepasados charrúas están dispuestos a perdonarlos.
La noticia de Diamela
Diamela ingresa al salón y la clase estalla de alegría, todos querían abrazarla a la vez, cosa que no era posible, formando así una gran masa de niños alrededor de la niña recién llegada.
Todo era alegría, besos, abrazos, risas y lágrimas, dos años no es toda una vida pero tampoco es un día, la verdad es que se entiende la algarabía.
Luego de unos cuantos minutos las cosas se fueron normalizando, los niños fueron regresando a sus lugares y Diamela se acerca hacia el escritorio de la maestra, quien ya le había saludado anteriormente en la dirección pero este momento merece un nuevo beso y abrazo, así se encontró frente a frente con el grupo que no pudo olvidar en su tiempo de alejamiento.
Parada frente a su clase no sabe como agradecer al destino su regreso y su recibimiento; como hablar casi no podía por la emoción, decidió sacar un papel del bolsillo y desdoblándolo comenzó a leer:
“ Que dolor se siente cuando las cosas no salen como se sueñan, cuando estamos obligados a hacer cosas que no queremos, jamás quise separarme de ustedes, sería lo último que hubiese hecho, ahora se que el amor no conoce fronteras y que a la amistad no la borra el tiempo ni la distancia.
Estoy feliz porque sé que voy a estar nuevamente con ustedes, quienes me despidieron con tanto afecto y tristeza, vivir nuevos recreos juntos es el sueño que muy pronto voy a poder cumplir...”
En ese pequeño silencio que hace diamela para continuar, las compañeras le agradecen estas palabras a la vez que le informan que en sus diarios íntimos todas tienen cosas lindas para leerle. La maestra le felicita por tan hermosa y emocionante lectura, repite nuevamente lo dicho por sus compañeras de clase y agradece el momento vivido para que sea un ejemplo y un gran recuerdo para el resto del grupo.
Diamela no dice nada y sigue leyendo.
“Por suerte las cosas no son como se pintan y gracias a ello es mi regreso, aquí se gana mucho y se gasta mucho en educación, por lo que mis padres decidieron que siga mis estudios ahí; como falta poco para el fin de cursos nos vamos a ver antes de lo esperado.
Un abrazo grande les manda Manolo”.
Todo era alegría, besos, abrazos, risas y lágrimas, dos años no es toda una vida pero tampoco es un día, la verdad es que se entiende la algarabía.
Luego de unos cuantos minutos las cosas se fueron normalizando, los niños fueron regresando a sus lugares y Diamela se acerca hacia el escritorio de la maestra, quien ya le había saludado anteriormente en la dirección pero este momento merece un nuevo beso y abrazo, así se encontró frente a frente con el grupo que no pudo olvidar en su tiempo de alejamiento.
Parada frente a su clase no sabe como agradecer al destino su regreso y su recibimiento; como hablar casi no podía por la emoción, decidió sacar un papel del bolsillo y desdoblándolo comenzó a leer:
“ Que dolor se siente cuando las cosas no salen como se sueñan, cuando estamos obligados a hacer cosas que no queremos, jamás quise separarme de ustedes, sería lo último que hubiese hecho, ahora se que el amor no conoce fronteras y que a la amistad no la borra el tiempo ni la distancia.
Estoy feliz porque sé que voy a estar nuevamente con ustedes, quienes me despidieron con tanto afecto y tristeza, vivir nuevos recreos juntos es el sueño que muy pronto voy a poder cumplir...”
En ese pequeño silencio que hace diamela para continuar, las compañeras le agradecen estas palabras a la vez que le informan que en sus diarios íntimos todas tienen cosas lindas para leerle. La maestra le felicita por tan hermosa y emocionante lectura, repite nuevamente lo dicho por sus compañeras de clase y agradece el momento vivido para que sea un ejemplo y un gran recuerdo para el resto del grupo.
Diamela no dice nada y sigue leyendo.
“Por suerte las cosas no son como se pintan y gracias a ello es mi regreso, aquí se gana mucho y se gasta mucho en educación, por lo que mis padres decidieron que siga mis estudios ahí; como falta poco para el fin de cursos nos vamos a ver antes de lo esperado.
Un abrazo grande les manda Manolo”.
Un día feliz
Dos años habían pasado ya desde que Diamela y Manolo se despidieron de sus compañeros de clase.
Es cierto que durante el transcurso de los años en la escuela, muchos niños se separan del grupo por diferentes razones; unos se cambian de clase, otros se pasan de turno, inclusive algunos pueden quedar repetidores, pero siempre la amistad perdura en el tiempo, los juegos no se terminan por más que el destino lo quiera.
Pero de Diamela y Manolo nunca se supo con exactitud qué fue de ellos, dos divertidos compañeros que se llevaron consigo la alegría de aquella tarde de invierno.
Ahora algo nuevo se palpitaba... no sé, desde tempranas horas, cuando la directora entraba y salía del salón con un papel en la mano, y Lorena que se sentaba cerca del escritorio de la maestra, escuchó decir algo parecido a ingreso...un nuevo niño venía.
En ese continuo barullo en que se encontraba el salón mientras la maestra hablaba con la directora, Lorena aprovechó la ocasión para pasarle el chisme a Fernando, su compañero de banco:
- ¿Escuchaste Fernando? Vamos a tener un nuevo compañero, pues la directora le dijo a la maestra que el niño ingresaba a esta clase.
- ¡Pero!...vos siempre igual Lorena, las mujeres siempre escuchando las conversaciones de los demás, y todavía mal, yo escuché clarito lo que dijo...dijo reingreso, rein-gre-so, toda la clase ya sabe que se trata de Diamela o Manolo¿ te acuerdas de ellos?
- ¡Hay sí! ¿qué despedida tan triste aquel día!
- Bueno; yo nunca vi una despedida alegre Lorena...
En todas las mesas comenzaron los diálogos y los recuerdos, Silvina comentaba que Diamela se encontraba en una escuela no muy lejana a la ciudad, y que sus padres jamás se vieron juntos después de aquel día triste.
- ¡Què lástima! –exclama Irene- era una linda familia.
Luis había recibido noticias de que Manolo se encontraba en un país lejano junto a sus dos padres; razones que todos conocían les obligó a buscar un futuro mejor más allá del horizonte.
Pero...¿les habrá ido mal por aquel país lejano y por eso regresa Manolo?
o ¿será Diamela que regresa a su viejo hogar?...eso nadie lo sabe aún, solamente se sabe que es uno solo y que está por llegar.
Cuando la maestra pide silencio para dar la noticia, la clase entera reclama a gritos que diga el nombre, pues las palabras estaban demás.
La maestra vuelve a pedir silencio y los niños rápidamente acatan para acelerar el palabrerío.
- Niños, mañana van a tener un nuevo compañero.
Cuando la maestra dijo esto más de uno se quiso desmayar, pues todos esperaban ver de nuevo a uno de sus más ansiados compañeros.
- Eso de mañana no me gusta nada, comenta Luis.
- A mi lo que no me gusta es eso de “nuevo” replica Fernando angustiedo.
Por suerte la maestra agrega:
- Creo que ya se conocen... hoy vino a visitarlos Diamela.
Es cierto que durante el transcurso de los años en la escuela, muchos niños se separan del grupo por diferentes razones; unos se cambian de clase, otros se pasan de turno, inclusive algunos pueden quedar repetidores, pero siempre la amistad perdura en el tiempo, los juegos no se terminan por más que el destino lo quiera.
Pero de Diamela y Manolo nunca se supo con exactitud qué fue de ellos, dos divertidos compañeros que se llevaron consigo la alegría de aquella tarde de invierno.
Ahora algo nuevo se palpitaba... no sé, desde tempranas horas, cuando la directora entraba y salía del salón con un papel en la mano, y Lorena que se sentaba cerca del escritorio de la maestra, escuchó decir algo parecido a ingreso...un nuevo niño venía.
En ese continuo barullo en que se encontraba el salón mientras la maestra hablaba con la directora, Lorena aprovechó la ocasión para pasarle el chisme a Fernando, su compañero de banco:
- ¿Escuchaste Fernando? Vamos a tener un nuevo compañero, pues la directora le dijo a la maestra que el niño ingresaba a esta clase.
- ¡Pero!...vos siempre igual Lorena, las mujeres siempre escuchando las conversaciones de los demás, y todavía mal, yo escuché clarito lo que dijo...dijo reingreso, rein-gre-so, toda la clase ya sabe que se trata de Diamela o Manolo¿ te acuerdas de ellos?
- ¡Hay sí! ¿qué despedida tan triste aquel día!
- Bueno; yo nunca vi una despedida alegre Lorena...
En todas las mesas comenzaron los diálogos y los recuerdos, Silvina comentaba que Diamela se encontraba en una escuela no muy lejana a la ciudad, y que sus padres jamás se vieron juntos después de aquel día triste.
- ¡Què lástima! –exclama Irene- era una linda familia.
Luis había recibido noticias de que Manolo se encontraba en un país lejano junto a sus dos padres; razones que todos conocían les obligó a buscar un futuro mejor más allá del horizonte.
Pero...¿les habrá ido mal por aquel país lejano y por eso regresa Manolo?
o ¿será Diamela que regresa a su viejo hogar?...eso nadie lo sabe aún, solamente se sabe que es uno solo y que está por llegar.
Cuando la maestra pide silencio para dar la noticia, la clase entera reclama a gritos que diga el nombre, pues las palabras estaban demás.
La maestra vuelve a pedir silencio y los niños rápidamente acatan para acelerar el palabrerío.
- Niños, mañana van a tener un nuevo compañero.
Cuando la maestra dijo esto más de uno se quiso desmayar, pues todos esperaban ver de nuevo a uno de sus más ansiados compañeros.
- Eso de mañana no me gusta nada, comenta Luis.
- A mi lo que no me gusta es eso de “nuevo” replica Fernando angustiedo.
Por suerte la maestra agrega:
- Creo que ya se conocen... hoy vino a visitarlos Diamela.
Los timbres del recreo
De otros tiempos, recuerdo el sonido de la campana de bronce agitada por la mano de la directora o de la secretaria , anunciando la hora de entrada y salida, además del alocado recreo.
Hoy las cosas han cambiado, no se quien hace sonar ese timbre ruidoso, que no es una campana, así tampoco se quien es es el que lo toca, sólo sé que no es una mano agitada sino un estático dedo que pulsa un botón. Pero a nuestro fin es lo mismo, es el anuncio de los instantes de trabajo, juego, descanso y alimentación... el más importante: el recreo, que comienza tempranamente con la fila de muchos niños tratando de comprar su merienda en el salón de la clase encargada de hacerlo ese día. La costumbre era tal que un día de lluvia, la tormenta había hecho travesuras, dejando a la Dirección sin energía eléctrica y el dedo que pulsaba el botón no tuvo ideas para anunciar el recreo de otro modo...¡qué bien!.
Por suerte la clase estaba entretenida lo que jugaba en contra de quienes deseaban el recreo: todos, así que Fernando interrumpe exclamando:
- ¡ Está sonando el timbre maestra!
- La maestra al no escuchar ese sonido siguió entretenida con el tema y nacho interrumpe nuevamente de un modo nada acorde con la clase, pero sí a lo dicho por Fernando anteriormente.
- A mi me está sonando el timbre...
- ¿Qué sucede? Se vio obligada a preguntar la maestra.
- Es que estamos en hora de recreo, replica Irene de manera dulce y apacible.
Así es que lograron salir al recreo tras algunas exclamaciones: ¡qué hambre que tengo!
¡soy capaz de comerme un elefante!
La tecnología nunca falla he escuchado decir, pero si no fuera por el timbre interior de los niños, el recreo no hubiera existido.
Hoy las cosas han cambiado, no se quien hace sonar ese timbre ruidoso, que no es una campana, así tampoco se quien es es el que lo toca, sólo sé que no es una mano agitada sino un estático dedo que pulsa un botón. Pero a nuestro fin es lo mismo, es el anuncio de los instantes de trabajo, juego, descanso y alimentación... el más importante: el recreo, que comienza tempranamente con la fila de muchos niños tratando de comprar su merienda en el salón de la clase encargada de hacerlo ese día. La costumbre era tal que un día de lluvia, la tormenta había hecho travesuras, dejando a la Dirección sin energía eléctrica y el dedo que pulsaba el botón no tuvo ideas para anunciar el recreo de otro modo...¡qué bien!.
Por suerte la clase estaba entretenida lo que jugaba en contra de quienes deseaban el recreo: todos, así que Fernando interrumpe exclamando:
- ¡ Está sonando el timbre maestra!
- La maestra al no escuchar ese sonido siguió entretenida con el tema y nacho interrumpe nuevamente de un modo nada acorde con la clase, pero sí a lo dicho por Fernando anteriormente.
- A mi me está sonando el timbre...
- ¿Qué sucede? Se vio obligada a preguntar la maestra.
- Es que estamos en hora de recreo, replica Irene de manera dulce y apacible.
Así es que lograron salir al recreo tras algunas exclamaciones: ¡qué hambre que tengo!
¡soy capaz de comerme un elefante!
La tecnología nunca falla he escuchado decir, pero si no fuera por el timbre interior de los niños, el recreo no hubiera existido.
Un clásico de los recreos
Yo no sé por qué Penarlo tiene más hinchas varones y Nacional más hinchas mujeres, lo cierto es que siempre se dividen equitativamente en lo que a números se refiere, es la manera más fácil de dividir los equipos cuando se realiza un picadito. Así en las escuelas el partido de los recreos se transforma en algo muy parecido a niñas contra varones, lo que pone más llamativo el encuentro.
Al habilidoso de los varones, Julio, que defendía a Penarlo, lo marcaba la gorda Ramona que era diez veces más grande que él... bueno, por lo menos el doble.
Pero Julio hacía tantas pavadas con la pelota y era tan comilón, que muchas veces se caía o perdía el balón insólitamente, por lo que algunos varones hinchas de Nacional le gritaban a Ramona: ¡dejalo que se marca solo!.
Las practicantas, como les decían los niños, eran dos y jugaban de arquero una para cada lado.
Desde el banco de suplentes, que, aunque parezca mentira existía, brotaba la alegría de los varones que nunca iban a entrar a jugar, pues algunos que eran hinchas de Nacional no querían jugar con las niñas, y Tito que se decía hincha de Penarlo no le gustaba ni sabía de fútbol; cada vez que lo invitaban a jugar respondía, “yo pienso que la pelota pica porque tiene una rana adentro”.
El partido era parejo y entretenido. Faltando poco tiempo atacaba velozmente el habilidoso Julio y cuando dejó larga la pelota, Ramona le pegó un balinazo hacia el arco de Penarlo; la practicanta, viste como hacen cuando ven el peligro, se tapó los ojos con las dos manos y dio medio giro, pensando que a lo mejor la pelota le podía pegar, Nacional se pone arriba en el marcador y Julio debía de compensar su error... y de la golera ni hablamos.
Es así que el pequeño habilidoso cuando tomó contacto con el balón llegó hasta el área rival y corría de un lado a otro buscando a quien dársela para que no le gritasen comilón; Ramona corría desesperada tras de él y en una de esas frenadas de Julio lo saca fuera de la cancha con pelota y todo, penal, gritaron todos los que se dieron cuenta que había sido sin querer. Pero mirá si no lo van a cobrar, si era la última oportunidad de empatar; Julio le pega bien pero todos temían por el arquero y por el timbre del recreo que era el silbato final del partido. Julio le pegó suavecito contra un palo y muchos casi se mueren del corazón, mas aun cuando el arquero la roza con la punta de los dedos antes de entrar el balón al arco, Penarlo logró empatar el encuentro, un resultado que deja contentos a muchos y la revancha podría jugarse a patio lleno.
Al habilidoso de los varones, Julio, que defendía a Penarlo, lo marcaba la gorda Ramona que era diez veces más grande que él... bueno, por lo menos el doble.
Pero Julio hacía tantas pavadas con la pelota y era tan comilón, que muchas veces se caía o perdía el balón insólitamente, por lo que algunos varones hinchas de Nacional le gritaban a Ramona: ¡dejalo que se marca solo!.
Las practicantas, como les decían los niños, eran dos y jugaban de arquero una para cada lado.
Desde el banco de suplentes, que, aunque parezca mentira existía, brotaba la alegría de los varones que nunca iban a entrar a jugar, pues algunos que eran hinchas de Nacional no querían jugar con las niñas, y Tito que se decía hincha de Penarlo no le gustaba ni sabía de fútbol; cada vez que lo invitaban a jugar respondía, “yo pienso que la pelota pica porque tiene una rana adentro”.
El partido era parejo y entretenido. Faltando poco tiempo atacaba velozmente el habilidoso Julio y cuando dejó larga la pelota, Ramona le pegó un balinazo hacia el arco de Penarlo; la practicanta, viste como hacen cuando ven el peligro, se tapó los ojos con las dos manos y dio medio giro, pensando que a lo mejor la pelota le podía pegar, Nacional se pone arriba en el marcador y Julio debía de compensar su error... y de la golera ni hablamos.
Es así que el pequeño habilidoso cuando tomó contacto con el balón llegó hasta el área rival y corría de un lado a otro buscando a quien dársela para que no le gritasen comilón; Ramona corría desesperada tras de él y en una de esas frenadas de Julio lo saca fuera de la cancha con pelota y todo, penal, gritaron todos los que se dieron cuenta que había sido sin querer. Pero mirá si no lo van a cobrar, si era la última oportunidad de empatar; Julio le pega bien pero todos temían por el arquero y por el timbre del recreo que era el silbato final del partido. Julio le pegó suavecito contra un palo y muchos casi se mueren del corazón, mas aun cuando el arquero la roza con la punta de los dedos antes de entrar el balón al arco, Penarlo logró empatar el encuentro, un resultado que deja contentos a muchos y la revancha podría jugarse a patio lleno.
Dos momentos de euforia
En toda escuela existen dos momentos de intensa alegría, comparados con aquellos que vive el adulto cuando observa por la TV. al cuadro de sus amores. Estos dos momentos son sin lugar a dudas el recreo y cuando llega la hora de la salida. Creo que el más importante para los chicos es el recreo que se vive intensamente desde el primer campanazo de anuncio, quizás porque indica el comienzo de un tiempo de unión y alegría para todos los niños de la escuela.
A menudo suele suceder que cuanto mayor es la clase en grado y número de alumnos, es más bulliciosa, y los momentos de euforia se vuelven peligrosos; así la señal de alegría del timbre se transforma en señal de lágrimas.
Recuerdo entonces el peor de los recreos vividos, la maestra quería tomar el té, pero no pudo. De entrada nomás Nacho le acierta un golpe con un tropo a un compañero que jugaba a competir con él; no era un trompo común, sinouno de madera, pesado, al que hay que envolverle una piola para tirarlo fuertemente. La mayoría jugó al agarre, que tendría que llamarse la guerra y no sé bien si es un juego, sólo sé que ha perdurado desde el tiempo que yo iba a la escuela. En esta ocasión además de entrar con túnicas rotas y con olor a partido de fútbol, los niños entran a la clase con rodillas y manos lastimadas, producto de las caídas en el asfalto: como si fuera poco Ximena se luxó un tobillo por hacer equilibrio en un pequeño muro del cantero.
Cuando la maestra hace el recuento de lesionados la cifra alcanza el 25% de la clase, que con los doloridos asciende al 50% y con los olorosos ni te cuento.
Así no hubo otra opción que reflexionar sobre lo acontecido, aunque muchos hubieran preferido las matemáticas, era necesario reconstruir el único momento de unión y alegría de todos los niños.
A menudo suele suceder que cuanto mayor es la clase en grado y número de alumnos, es más bulliciosa, y los momentos de euforia se vuelven peligrosos; así la señal de alegría del timbre se transforma en señal de lágrimas.
Recuerdo entonces el peor de los recreos vividos, la maestra quería tomar el té, pero no pudo. De entrada nomás Nacho le acierta un golpe con un tropo a un compañero que jugaba a competir con él; no era un trompo común, sinouno de madera, pesado, al que hay que envolverle una piola para tirarlo fuertemente. La mayoría jugó al agarre, que tendría que llamarse la guerra y no sé bien si es un juego, sólo sé que ha perdurado desde el tiempo que yo iba a la escuela. En esta ocasión además de entrar con túnicas rotas y con olor a partido de fútbol, los niños entran a la clase con rodillas y manos lastimadas, producto de las caídas en el asfalto: como si fuera poco Ximena se luxó un tobillo por hacer equilibrio en un pequeño muro del cantero.
Cuando la maestra hace el recuento de lesionados la cifra alcanza el 25% de la clase, que con los doloridos asciende al 50% y con los olorosos ni te cuento.
Así no hubo otra opción que reflexionar sobre lo acontecido, aunque muchos hubieran preferido las matemáticas, era necesario reconstruir el único momento de unión y alegría de todos los niños.
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