sábado, 16 de abril de 2011

La revancha de la carrera del siglo

Ahora, luego de la carrera del siglo, en el mundo de las figuras tridimensionales no hay incertidumbre sobre cual de todas es la más veloz, sino que también existe el enojo por el lugar elegido para la competencia.
Los más enojados eran los poliedros, pues su representante, el cubo, había quedado último en la competencia, donde los más optimistas decían que había quedado tercero.
En las figuras de revolución las opiniones seguían divididas, porque los perdedores siempre buscan excusas para su derrota; mientras los hinchas de la esfera festejaban, los simpatizantes del cilindro decían que había hecho trampa.
¿Trampa de qué? ¿Cómo va a hacer trampa si aquel domingo todos vieron la carrera y todos largaron juntos de la línea del plano inclinado que habían acordado?
Algunas figuras que no eran simpatizantes, ni tenían un favorito en la carrera, creían importante la sana competencia, la diversión y la unidad entre todas las figuras, por tal motivo deciden iniciar nuevas actividades competitivas comenzando con la revancha de la carrera del siglo.
Consultados todos no hubo quien se opusiera a este espectáculo; la esfera comprendía que había triunfado lícitamente y no tenía problemas en ganarles por segunde vez; el cilindro ansioso esperaba la revancha pero opinaba que el plano no tenía que tener inclinación o bajadita como todos decían; el cubo acepta deseoso de recobrar su prestigio entre las figuras, pero quiere que el plano esté en subida.
Por tal motivo para complacer a todos eligen para comenzar la carrera un plano inclinado hacia abajo, continuarla en un plano sin desniveles y terminarla en un plano en subida: nadie se podía quejar esta vez.
La distancia a correrse era la misma: muy poca, es decir, que los tramos de cada plano eran muy pequeños..
La carrera se fija nuevamente para un domingo por la mañana marcando con anterioridad las rectas de partida y de llagada.
¡A esta carrera no se la pierde nadie! Comentaban todos con entusiasmo y muchos reservaron un lugar anticipadamente. Cuando llega el día acordado en la zona de la competencia estaban todas las figuras del mundo, ni una se había quedado en casa.
En la recta de partida se encontraban ya la esfera, el cilindro y el cubo, se hace un silencio enorme y se escucha la orden de largada. Similar a la carrera anterior la esfera sale primero por la bajadita, pero esta vez no le dejan mucha ventaja el cilindro que rápidamente apoyado en su superficie curva la sigue muy de cerca, al igual que el cubo que gira una y otra vez apoyándose en sus caras regulares: esta vez habían entrenado bastante.
Así llegan al plano nivelado y comienzan a subir el plano final hacia la llegada. La esfera usando el impulso que traía desde la largada sube gran parte del plano final quedando a muy poca distancia de la llegada, lo mismo hizo el cilindro, mientras el cubo se esforzaba y girando sobre sí mismo comenzaba a subir el último tramo. Sucede entonces que el impulso de la esfera y el cilindro no les alcanzó para pasar le recta de llegada y se detienen muy cerca de ella viendo como se acercaba el cubo, ambos hacen el último intento de ganar la carrera cuando sienten que comienzan a girar en dirección contraria, alejándose de la llegada y del triunfo se cruzan con el cubo, quien no se detenía ante esta situación y ahora no tenía rivales. Decidido, alegre y victorioso pasa la recta de llegada mientras la esfera y el cilindro en un movimiento de vaivén se disputan el segundo lugar. El cubo festejaba aunque nadie podía creer lo que estaba viendo, pero él sabía bien que las revanchas hay que esperarlas dispuesto a perder o ganar, pues los que festejan una vez pueden no hacerlo en la siguiente oportunidad, sino, pregúntaselo a los poliedros.





Gustavo Dotta Melgarejo (uruguayo)

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