sábado, 16 de abril de 2011

Los timbres del recreo

De otros tiempos, recuerdo el sonido de la campana de bronce agitada por la mano de la directora o de la secretaria , anunciando la hora de entrada y salida, además del alocado recreo.
Hoy las cosas han cambiado, no se quien hace sonar ese timbre ruidoso, que no es una campana, así tampoco se quien es es el que lo toca, sólo sé que no es una mano agitada sino un estático dedo que pulsa un botón. Pero a nuestro fin es lo mismo, es el anuncio de los instantes de trabajo, juego, descanso y alimentación... el más importante: el recreo, que comienza tempranamente con la fila de muchos niños tratando de comprar su merienda en el salón de la clase encargada de hacerlo ese día. La costumbre era tal que un día de lluvia, la tormenta había hecho travesuras, dejando a la Dirección sin energía eléctrica y el dedo que pulsaba el botón no tuvo ideas para anunciar el recreo de otro modo...¡qué bien!.
Por suerte la clase estaba entretenida lo que jugaba en contra de quienes deseaban el recreo: todos, así que Fernando interrumpe exclamando:
- ¡ Está sonando el timbre maestra!
- La maestra al no escuchar ese sonido siguió entretenida con el tema y nacho interrumpe nuevamente de un modo nada acorde con la clase, pero sí a lo dicho por Fernando anteriormente.
- A mi me está sonando el timbre...
- ¿Qué sucede? Se vio obligada a preguntar la maestra.
- Es que estamos en hora de recreo, replica Irene de manera dulce y apacible.
Así es que lograron salir al recreo tras algunas exclamaciones: ¡qué hambre que tengo!
¡soy capaz de comerme un elefante!
La tecnología nunca falla he escuchado decir, pero si no fuera por el timbre interior de los niños, el recreo no hubiera existido.

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