sábado, 16 de abril de 2011

Dos momentos de euforia

En toda escuela existen dos momentos de intensa alegría, comparados con aquellos que vive el adulto cuando observa por la TV. al cuadro de sus amores. Estos dos momentos son sin lugar a dudas el recreo y cuando llega la hora de la salida. Creo que el más importante para los chicos es el recreo que se vive intensamente desde el primer campanazo de anuncio, quizás porque indica el comienzo de un tiempo de unión y alegría para todos los niños de la escuela.
A menudo suele suceder que cuanto mayor es la clase en grado y número de alumnos, es más bulliciosa, y los momentos de euforia se vuelven peligrosos; así la señal de alegría del timbre se transforma en señal de lágrimas.
Recuerdo entonces el peor de los recreos vividos, la maestra quería tomar el té, pero no pudo. De entrada nomás Nacho le acierta un golpe con un tropo a un compañero que jugaba a competir con él; no era un trompo común, sinouno de madera, pesado, al que hay que envolverle una piola para tirarlo fuertemente. La mayoría jugó al agarre, que tendría que llamarse la guerra y no sé bien si es un juego, sólo sé que ha perdurado desde el tiempo que yo iba a la escuela. En esta ocasión además de entrar con túnicas rotas y con olor a partido de fútbol, los niños entran a la clase con rodillas y manos lastimadas, producto de las caídas en el asfalto: como si fuera poco Ximena se luxó un tobillo por hacer equilibrio en un pequeño muro del cantero.
Cuando la maestra hace el recuento de lesionados la cifra alcanza el 25% de la clase, que con los doloridos asciende al 50% y con los olorosos ni te cuento.
Así no hubo otra opción que reflexionar sobre lo acontecido, aunque muchos hubieran preferido las matemáticas, era necesario reconstruir el único momento de unión y alegría de todos los niños.

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